Art Basel: feria europea, sueños asiáticos
La gran cita del coleccionismo abre pensando ya en su expansión a Hong Kong - El desaparecido disidente chino Ai Weiwei está presente mediante una exposición
No se habla de otra cosa: Art Basel Hong Kong. El anuncio, hace poco más de un mes, de la compra del 60% de la joven feria china por parte de la suiza, tiene revolucionados tanto a los organizadores como a las galerías participantes. La jornada de ayer, dedicada exclusivamente a los coleccionistas e invitados, se desarrolló con la sorprendente naturalidad de costumbre. Sorprendente porque la crisis no parece haber atacado después de todo al mercado del arte, al menos no al que se mueve en el más alto nivel. Se pudo comprobar ayer, al ver cómo los coleccionistas más destacados de todo el mundo siguen entrando con prisas para que otros no les arrebaten las obras que les interesan. A esta 42ª edición de la gran cita con el mercado del arte asisten unas 300 galerías que han traído piezas de 2.500 artistas procedentes de 35 países.
Mark Spiegler: "Lo contemporáneo ya no se centra solo en Europa y EE UU"
"Hay que vender con pasión y traer lo mejor", dice Juana de Aizpuru
La muestra, dedicada a piezas de gran formato, ha perdido espectacularidad
Trescientas galerías y 2.500 artistas de 35 países se dan cita en la ciudad suiza
"El arte contemporáneo ya no se centra en Europa y Estados Unidos", dijo ayer uno de los directores de Art Basel, Mark Spiegler. "Nuestra expansión a Hong Kong va a estrechar los vínculos entre Oriente y Occidente. Es un paso que no hemos dado de manera apresurada, hace años que teníamos esa idea y ha sido una evolución natural". La codirectora Annette Schönholzer añade que los grandes coleccionistas de los países de economías emergentes se interesan cada vez más por el arte internacional y no solo por el de sus propios países. "Las galerías", explica, "también son cada vez más internacionales y desean entrar en contacto más directo con los nuevos mercados emergentes".
Algunas de las siete galerías españolas que participan este año también tienen los ojos puestos en Hong Kong. La madrileña Elba Benítez está dispuesta a sumar esa fecha a su ya apretada agenda de feriante. "Este año he participado en las citas de Miami, Bogotá (que fue una auténtica sorpresa), la feria digital VIP, Arco, São Paulo, Cáceres y Basilea. Me interesa mucho esa apertura a Oriente, sobre todo si va de la mano de la feria suiza". Lo mismo piensa la veterana galerista Juana de Aizpuru, que lleva tres décadas acudiendo a Basilea y sigue con la misma ilusión de la primera vez. "Hay que vender con pasión y traer grandes obras para los mejores coleccionistas", afirma. "Ese riesgo es el que vale la pena asumir para que todo salga bien. Ahora habrá que poner pie en Hong Kong". El despliegue de arte en la feria suiza es apabullante. También ha conseguido serlo en Miami, desde 2002. El reto es conseguir que la futura feria china tenga el mismo nivel sin resultar repetitiva con sus primas europea y americana. Y para ello hace falta mucha obra de muchos artistas. Habrá que esperar y ver.
Art Basel estará abierta al público a partir de hoy y hasta el domingo. Este año la exposición anual titulada Art Unlimited, dedicada a piezas especiales o de gran formato, ha perdido por el camino algo de su célebre espectacularidad. Las esculturas que se presentan, en su mayoría fabricadas con materiales reciclados, dicen algo de la austeridad a la que el mundo, digamos, real, se ha visto enfrentado con la gran crisis del final de la década pasada.
Obras de algunos artistas históricos (Mario Merz, Rauschenberg, Carl André, Dan Flavin, John Baldessari o James Turrell) son siempre interesantes, pero tienen estilos demasiado definidos como para verlos todos juntos en la celebración de la desmesura y la libertad que representa esta muestra.
No obstante, hay al menos dos obras reseñables: el mediometraje en vídeo del belga Hans Op de Beeck, titulado Sea of tranquility (2010) y la instalación del brasileño Waltercio Caldas, promovido por la galería española Elvira González. El filme de Op de Beeck transcurre en un crucero algo fantástico, de un esteticismo refinado, frío e inquietante. Nadie habla. La tensión es suave y cortante. Por otro lado, las estructuras geométricas de Caldas marcan un escueto y efectivo juego de elementos en el espacio.
Pero si una de las actividades paralelas estrella de la feria Art Basel parece debilitada, es posible que se deba a que los esfuerzos se han volcado en el capítulo Art Parcours, donde una decena de creadores instala sus obras en diversos rincones del casco medieval de la ciudad. Joan Jonas, Gabriel Sierra, Janet Cardiff, Ugo Rondinone, Yinka Shonibare y Ai Weiwei son algunos de los participantes en esta ruta que se inaugura esta tarde.
Como no podía ser de otra manera, Ai Weiwei está muy presente en esta feria, a la que ha acudido desde hace años. Sus galeristas han querido recordar que sigue en prisión desde principios de abril y han reunido una docena de piezas de una serie titulada Pilares. "Las obras estaban vendidas, pero hemos pedido a los coleccionistas que las presten para crear un espacio dedicado a él en esta feria", dice Jan Salewski, de la galería berlinesa Neuger-Riemschneider, que reparte unas chapitas en las que se lee "where is Ai Weiwei?" (¿dónde está Ai Weiwei?)
El artista angloindio Anish Kapoor, también presente en Art Unlimited, ha hecho saber hace un par de días que no participará en una exposición prevista en Pekín. Muy activo en diversas campañas de apoyo al disidente chino, con ello quiere protestar por la detención del artista por parte del Gobierno. Está visto que, por una u otra razón, el continente asiático atrae estos días toda la atención del mundo del arte.
Babelia
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