El 'kaiser' de la NBA
El alemán Nowitzki, a punto de cumplir 33 años, se consagra con Dallas como el primer europeo que gana el anillo como líder absoluto de su equipo, a diferencia de Kukoc, Parker y Gasol
No tenía carné de conducir, no podía alquilar su propio apartamento, no tenía muebles... Pero hablaba inglés, el que había aprendido en la escuela. Tenía 19 años y debía tomar una drástica decisión. Continuar en Alemania, en un modesto equipo de un país en el que el baloncesto es un deporte secundario, o emigrar a Estados Unidos e intentar meterse en la meca de la canasta, en la NBA.
Si Dirk Nowitzki se inclinó por la segunda opción fue gracias a que su mentor y padre espiritual, Holger Geschwindner, tuteló su determinación. "Cuando tomamos una decisión, nos atenemos a ella. No somos marineros solo en la bonanza. Si viene una tormenta, debemos superarla. Eso es lo que inculcaba a todos los chavales. Y por eso le regalé un libro que describe maravillosamente esa idea: Tifón, de Joseph Conrad", cuenta Geschwindner, el mismo con el que, 14 años después, continúa trabajando día a día su técnica de tiro y otros detalles el nuevo rey de la NBA.
MIAMI 95 - DALLAS 105
Miami: Chalmers (18), Wade (17), LeBron James (21), Bosh (19), Anthony (0) -equipo inicial-; Haslem (11), House (9), Miller (0) y Howard (0).
Dallas: Barea (15), Kidd (9), Marion (12), Nowitzki (21), Chandler (5) -equipo inicial-; Terry (27), Stevenson (9), Mahinmi (4) y Cardinal (3).
A. Airlines, de Miami: 20.003 espectadores. Dallas vence por 2-4 y se proclama campeón de la NBA por primera vez.
"Somos campeones del mundo. Es una sensación increíble", clama eufórico
Su mentor estuvo también en Miami, como siempre ocupando un lugar discreto en la grada. Y desde allí presenció la consagración de su pupilo, el éxtasis de Nowitzki, elegido el mejor jugador de la final, el mvp, tras el sexto partido, que los Mavericks de Dallas, su equipo, ganaron por 95-105. Así cerraron con un 4-2 la descarnada pugna que mantuvieron con los Heat de Miami de LeBron James, Dwyane Wade y Chris Bosh.
Discreto y sobrio, como siempre, Nowitzki se retiró al vestuario segundos antes de que se consumara la gesta. Deseaba permanecer unos instantes ajeno a la celebración, lejos de las cámaras; descargar la emoción y la adrenalina después de tantas batallas, de tantas temporadas en la brecha, de alguna final perdida, como la de 2006, precisamente contra Miami, o la de un año antes, con la selección de Alemania y en el Europeo, frente a Grecia.
El mérito de Nowitzki, el talentoso ala-pívot de 2,13 metros que el próximo domingo cumplirá 33 años, es doble. Otros jugadores europeos han ganado más de un anillo en la NBA: Kukoc, con los Bulls de Michael Jordan; Parker, con los Spurs de Tim Duncan; y Pau Gasol, con los Lakers de Kobe Bryant. Pese al gran protagonismo de todos ellos, ninguno lo logró en calidad de número uno de su equipo. Nowitzki, en cambio, lo es todo para Dallas y, con el tiempo y mano izquierda, ha influido en el peculiar e inefable dueño del club, el multimillonario Marc Cuban, para que perfilara un grupo ganador.
A Nowitkzki se le caía el alma a los pies cuando su primer técnico, Don Nelson, se presentaba en los entrenamientos con calzado de golf. Nelson había sido uno de los que más insistieron en su fichaje a pesar de que eso significaba pasar directamente a la NBA desde el equipo alemán de Segunda en el que jugaba, el Würzburg. Milwaukee se adelantó y lo eligió en el noveno puesto del draft de 1998. Pero Nelson y los Mavs le echaron el lazo a él y a Steve Nash a través de un intercambio.
Con la permuta de entrenador y la llegada de Avery Johnson, Dallas llegó a su primera final en 2006. La perdió por 4-2 de manera lamentable ante Miami después de ir con ventaja de 2-0. "Siempre me ha dolido aquella derrota. Ha sido la más dura. De vez en cuando, he pensado en ella. Tenía un regusto amargo. Deseaba quitármelo", explica Nowitzki. Wade, entonces, le acusó de falta de liderazgo. Cinco años después, ha tenido que rectificar: "Ha jugado de modo imponente. Aprendió de aquella experiencia. Y en este último partido, aunque solo anotara uno de sus 12 primeros intentos, no desistió y fue agresivo en el ataque". Nowitkzi sumó 10 puntos en el último cuarto y totalizó 21 en un duelo en el que Jason Terry se lució con 27, al igual que el base puertorriqueño José Juan Barea, con 15, y Chandler, decisivo cerca del aro.
Tras aquella final de 2006, Dallas siguió clasificándose para los playoffs, pero casi siempre caía en la primera ronda. La llegada de Jason Kidd mediada la temporada 2007-2008 fue bien recibida por Nowitkzi. "Con él pude correr un poco más, tener balones, tirar de tres... Pero yo era el único que me beneficiaba debido al estilo de juego del equipo", relata. En 2008, Rick Carlisle relevó a Avery Johnson. "Nuestro juego fue cambiando y pasó a ser menos estático", dice. A ello ha contribuido el dinamismo de Barea y la llegada de Chandler para ocupar el puesto de pívot.
"Somos campeones del mundo. Es una sensación increíble", manifestó, eufórico, Nowitzki; "ha existido una alquimia entre nosotros toda la temporada. Formamos un grupo muy especial. Es la victoria de un equipo que se defiende y ataca junto. Estoy contento por Kidd, un guerrero con 38 años. Ha sabido enfrentarse al jugador más atlético de la Liga [James]. Sin duda, tomé la decisión más acertada al renovar por cuatro años con este equipo".
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