"Me sigue pareciendo pretencioso andar diciendo que soy escritor"
Ramón Saizarbitoria (San Sebastián, 1944) no tiene por costumbre releer, una vez publicados, sus libros. "No, no, no, no", aclara de entrada, "me daría mucha vergüenza". El mismo sentimiento, asegura, haber experimentado cuando en algún encuentro, charla o coloquio le han pedido asomarse a alguna de sus páginas. Ese acto casi prohibido para el escritor, se convertirá, en cambio, en homenaje a su figura y obra Hamaika Pauso el próximo día 16, cuando en el Teatro Arriaga 400 personas lean un fragmento de la novela. Una fiesta por el euskera y la literatura vasca organizada por Bilbo Zaharra Euskaltegia y que este año cumple cuatro años.
"Estoy un poco preocupado, avergonzado, abrumado y muy agradecido", explica Saizarbitoria al otro lado del teléfono. A la prudencia y pudor del escritor, Pedro Alberdi, impulsor del homenaje, propone la palabra "joya" para referirse a Hamaika pauso. En la obra, Los pasos incontables en castellano, Saizarbitoria invirtió 11 años de trabajo, 19 de silencio desde la publicación en 1974 de Ene Jesus, y el resultado fue un ejercicio de memoria hacia los últimos años del franquismo, el retrato de una generación cuya relación con ETA marcó su historia y la de Euskadi. "La literatura me llevó por ese camino, no encontraba una salida, coincidió también con la transición, la democracia y creía que ya había hecho más o menos lo que tenía que hacer", apunta el escritor para explicar el lapso de tiempo.
A Saizarbitoria la crítica le considera junto a Bernardo Atxaga el regenerador de la literatura en euskera pero cualquier etiqueta parece quedarle grande si se atiende a sus palabras. "Debo decir que me ha costado asumirme como escritor y asumir mi vocación literaria. Andar diciendo que uno es escritor puede parecer un poco pretencioso, a mí me lo parecía y me lo sigue pareciendo", reflexiona.
Saizarbitoria, perfeccionista, cauteloso, se ha guarecido siempre en la sombra, sin plazos marcados por editoriales y combinando la escritura con su trabajo en un centro de documentación y estudios sobre bienestar. "Reconozco que Los pasos incontables es una aportación a la cultura vasca que a su vez es una aportación a la cultura universa. Eso sí que me lo creo", añade para a continuación volver a refugiarse en el pudor, "me da mucha vergüenza molestar, va a haber gente muy importante, va a leer la consejera de Cultura..".
Antes de despedirse Saizarbitoria recuerda una anécdota. En una ocasión se atrevió a pedir a una persona que leyese uno de sus libros antes de que se publicase. Fue Hamaika pauso. "Esa noche soñé con la novela, en su totalidad y luego se acabó", resume. "Nunca he querido abrumar a nadie con ese encargo, es algo muy duro para decírselo a alguien a no ser que sea un sádico y a un sádico tampoco se lo quiero dar. Tendría que buscar a alguien más bien neurótico", bromea. No ha vuelto a probar. "Imagínate, digo que me he dejado los cuernos en una cosa durante ocho años y luego me dicen que es una mierda". Eso de los ocho años se llama Martutene, su última obra, todavía sin fecha de publicación.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.