La adjudicación del bus turístico, paralizada

El autobús turístico de Madrid iba a ampliar los itinerarios, el número de paradas y la frecuencia de paso, además de mejorar la atención al cliente con más idiomas (16) en los que contaría la historia de la capital al medio millón de turistas anuales que pagan casi 18 euros. Iba a ser a finales de junio cuando una nueva empresa renovara el servicio, pero tendrá que esperar. El Tribunal Administrativo de Contratación Pública, dependiente de la Comunidad de Madrid, ha paralizado la adjudicación del bus turístico después de que una de las empresas que perdió el concurso recurriera la decisión del Ayuntamiento. Una UTE formada por Julià y Alsa obtuvo la mejor puntuación y se llevó el concurso del bus a principios de abril.

La suya fue la mejor oferta de las nueve que se presentaron. Julià volvía así a hacerse con una concesión que ya tuvo durante 10 años y que acabó de forma abrupta en enero pasado, cuando Madrid Visión (UTE formada por Julià y Trapsa) dejó de prestar el servicio y se negó a devolver los 28 autobuses que por contrato pertenecían al Ayuntamiento. La ciudad se quedó sin autobús turístico durante casi un mes y durante ese tiempo empresa y Consistorio se acusaron mutuamente y se amenazaron con llevarse a los tribunales. La Empresa Municipal de Transporte (EMT) empezó a prestar el servicio de forma temporal y con unos medios que el propio Ayuntamiento reconoce que son "básicos" y para un servicio "transitorio".

El Consistorio preveía que en junio la EMT cedería el testigo a la nueva concesionaria y sus autobuses de menos de un año de antigüedad. Un contrato que reportaría a las arcas municipales tres millones de euros en concepto de canon anual (más un canon variable de hasta el 19% en función de la facturación). Ahí precisamente está el problema. Las empresas que compitieron con Julià vieron cómo esta empresa ofreció al Ayuntamiento un canon muy alto, que triplicaba el mínimo fijado por los pliegos (un millón de euros). Dos fuentes del sector consultadas por este periódico aseguran que si la empresa paga ese canon, sueldos y mantenimiento de vehículos, es imposible que obtenga beneficios.

El proyecto económico que elaboró el Ayuntamiento para sacar el concurso se basa en los datos que ofreció la anterior concesionaria, es decir, la propia Julià. Según esos datos, en 2009 usaron el bus turístico medio millón de personas, cifra que contrasta con los 2,2 millones de usuarios del autobús turístico de Barcelona. Las empresas competidoras de Julià sospechan que las cifras que facilitó no son reales y por eso han presentado el recurso. También lo cree el concejal de IU Ángel Lara, que en una comisión en enero pasado se preguntó si la empresa "ha tomado el pelo con los datos que nos ha estado facilitando". Tanto IU como PSOE han pedido que el bus lo siga gestionando directamente la EMT. IU incluso ha pedido una comisión de investigación para estudiar las irregularidades que en su opinión cometió la anterior concesionaria.

"El plazo previsto no se puede cumplir, así que la EMT va a seguir prestando el servicio", asegura el coordinador general de Economía, Javier Oyarzábal, que afirma que el Consistorio se limitó a "aplicar los criterios objetivos de mejor puntuación a la mejor oferta". No saben cuánto puede tardar el tribunal en estudiar la adjudicación y decidir si ha habido irregularidades o no. De momento, ha rechazado la petición de levantar la suspensión que le hizo el Ayuntamiento alegando que se trata de "un servicio público de extraordinaria importancia para la ciudad". El tribunal respondió, en un acuerdo del 20 de mayo al que ha tenido acceso EL PAÍS, que el servicio está garantizado porque lo presta la EMT.