Vaivenes emocionales
Hoy, desgraciadamente, escribo con una cosa más en común con muchos de los ciclistas del Giro. Hoy, Xavi Tondo ha estado presente en todas y cada una de mis acciones, lo mismo que en la mente de muchos de sus amigos mientras pedaleaban. Contador ha subido al podio con emociones encontradas. Acababa de conseguir la victoria. Una más que afianza su liderato. Era para estar contento. Pero la felicidad no podía ser plena sabiendo que nunca volvería a ver la sonrisa eterna de su amigo. De ahí, su dedo señalando al cielo; de ahí, sus pocas ganas de celebraciones.
Yo no tenía la suerte de conocer mucho a Xavi. No habíamos coincidido demasiado. Nuestra relación era la de meros colegas de pelotón. Pero era amigo de muchos de mis amigos y eso le convertía en uno de mis amigos. Era una persona de las que todos hablaban bien y eso es por algo. Y la pasión y la ilusión con la que vivía su trabajo era constatable y, según sus compañeros, contagiable.
En el momento del trágico accidente se encontraba junto a Beñat Intxausti, también amigo y compañero de fatigas. Para Beñat, va a ser un trance difícil de superar, pero ya sabe que sus amigos vamos a ayudarle.
En el ciclismo se dan circunstancias en las que convives con los compañeros 24 horas al día largas temporadas. Eso une mucho. Anton y Nieve, por ejemplo, han compartido alegrías durante estos días por partida doble, pues, además de otras cosas, comparten habitación. Así que los felices recuerdos de este Giro les acompañarán durante toda su vida. Por eso lo que le ha ocurrido a Beñat es aún más doloroso -llevaban varios días concentrados con vistas al Tour-, y más cuando ha tenido la mala suerte de presenciar en directo la fatalidad.
Este Giro nos está deparando unos vaivenes emocionales dignos de una montaña rusa. Al menos, a mí, y tengo la sensación de que muchas de mis emociones son compartidas. La tragedia de Weylandt y el posterior duelo fue quedando en el olvido gracias al espectáculo de la propia carrera -no puedo dejar de pensar cómo viviría Tondo esa tragedia sin saber lo que estaba por venir-. Y así nos plantamos en el tríptico de montaña del pasado fin de semana, en el que lo ocurrido sobre la carretera nos emocionó de manera especial, reconciliándonos con lo mejor de este deporte: sus protagonistas.
Pero en el segundo día de descanso la tragedia ha golpeado de nuevo la carrera desde Granada. Hasta siempre, amigo, seguirás vivo en el recuerdo.
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