El PP aumenta su poder municipal

La muy amplia victoria del Partido Popular en las elecciones autonómicas del domingo tuvo su correlato en los comicios locales. Con una diferencia: mientras en la elección a las Cortes Valencianas el PP mostró un cierto desgaste (ganó un diputado pero perdió 68.855 votos, sobre todo en la provincia de Valencia, y redujo su porcentaje de papeletas del 52,17% en el año 2007 al 48,53%), el arrollador resultado en los comicios municipales reunió los ingredientes de un triunfo casi total.

El PP subió en votos (22.816), incrementó ligeramente su porcentaje (un 0,26%), aumentó el número de concejales (de 2.768 a 2.958), protagonizó 302 de las 413 mayorías absolutas alcanzadas y se apoderó de algunas de las plazas importantes que los socialistas retenían, especialmente Elche y Gandia, además de conservar las tres capitales de provincia, aunque de forma diferente. En Alicante creció en 11.739 votos, en Castellón retrocedió en 1.488 y en Valencia, el sorprendente flanco menos fuerte de los populares en esta cita electoral, perdió 26.431.

La alcaldesa Rita Barberá logró, sin embargo, mejores resultados en la capital que la lista del PP a las Cortes encabezada por el presidente Francisco Camps, que vio cómo se le escapaban 35.575 electores respecto a hace cuatro años. Con todo, Barberá obtuvo 208.727 votos, el número más bajo en unas municipales desde 1991, el año que accedió a la alcaldía con el apoyo de Unió Valenciana. Y Camps cosechó en la ciudad 198.030 papeletas, el resultado más bajo en unas elecciones autonómicas en Valencia también desde 1991.

La caída de votos del PP en las autonómicas, el lunar de Valencia y los contados sobresaltos que deparó la noche electoral (el PSOE solo o aliado con otras fuerzas de izquierda estaba en disposición de hacerse con las alcaldías de Alcoi, Ontinyent, Mislata y Vila-real) fue solo un temblor comparado con el hundimiento socialista. El PSPV-PSOE fue castigado sobre todo allí donde gobernaba y donde, por tanto, al varapalo en clave de política española se le sumó la vertiente local.

El PSPV-PSOE logró 1.887 concejales, 187 menos que en 2007. Su porcentaje de voto local se redujo del 34,72% al 28,11%. Y su número de mayorías absolutas se redujo a 93, el 17,16% del total frente al 55,72% del PP, si bien podrá formar gobiernos en más municipios aliándose con Compromís y Esquerra Unida, que salieron reforzados.

A diferencia de otros lugares de España, donde los socialistas perdieron votos en favor de la derecha, al PSPV se le escaparon por la izquierda. Tomados en bloques, el PP perdió en las autonómicas el doble de votos (-68.855) que los tres partidos de centro-izquierda (-29.922). A UPyD, el partido de Rosa Díez, no le alcanzó para entrar en las Cortes, pero se estrenó en la contienda autonómica con 60.734 votos.Los resultados autonómicos ofrecieron una lectura provincial llamativa. El Partido Popular se dejó en el conjunto de la comunidad autónoma el 5,39% de los votos que logró en 2007. Pero mientras en Alicante el porcentaje se redujo al 2,4% y en Castellón, al 3,3%, en la provincia de Valencia el PP perdió el 7,5% de sus apoyos. Quizá por ello, y porque durante una fase del recuento parecía que podía escapársele la alcaldía de Xàtiva, el presidente provincial del partido, Alfonso Rus, se mostró serio durante el festejo de la noche electoral.

El balance de los socialistas desde esta perspectiva también resultó mucho peor: en las elecciones autonómicas vio cómo se le esfumaban el 18% de los votos. En Valencia y en Castellón el descalabro alcanzó el 19,1%; en Alicante, el 16,9%.

Vistos como bloques, el centro-izquierda retrocedió en Castellón un 7% y el PP un 3,3%. En Alicante, la suma de PSPV, Esquerra Unida y el Bloc se redujo un 1,4%, y el PP un 2,4%. En Valencia, en cambio, las fuerzas de centro izquierda aumentaron un 0,39% los votos y el PP retrocedió el mencionado 7,5%.

El nuevo dibujo del mapa local valenciano podría describirse como una gran mancha azul salpicada de municipios rojos. Respecto a los municipios de cierto tamaño, resultaba más sencillo buscar las excepciones: esto es, aquellos en los que el PP no había resultado el más votado. En Alicante los socialistas tenían así la mayoría o alguna posibilidad de apoyar a un Gobierno alternativo al de los populares en Alcoi, Altea, Benidorm, Xàbia, Xixona y Orihuela, entre otros.

En Valencia, bien por sí solos o bien con pactos, los socialistas conservaban posibilidades de evitar alcaldías del PP en Alaquàs (el municipio del que fue alcalde el líder socialista Jorge Alarte), Alboraia, Burjassot, Godella, Rocafort, L'Eliana, Mislata, Oliva, Ontinyent, Picanya, Picassent, Quart de Poblet, Sueca y Tavernes de La Valldigna. Prácticamente todos los demás municipios de cierta entidad pasaban a manos de los populares. Algo similar sucedió en Castellón, donde las excepciones eran Morella, Vila-real, Moncofa y Torreblanca. Un puñado de excepciones en un contexto popular.