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Reportaje:Elecciones municipales

La acampada sobrevive a las urnas

La menor asistencia no frena el ritmo de las asambleas - Los indignados temen el efecto del fútbol el sábado

Cristina Delgado

La acampada de la plaza de Catalunya ha sobrevivido a las elecciones municipales. La presencia de gente durante el día es mucho menor, pero los varios cientos de personas que pululaban ayer por la tarde entre los tenderetes instalados estaban como en casa. Además de una cocina bien organizada, en la plaza ya hay una biblioteca, donde algunos jóvenes preparan sus exámenes, y ayer incluso se podía ver a una joven cortando el pelo a los afincados. A su alrededor, grupos de varias decenas de personas debatían los contenidos de la asamblea de la noche. A la cacerolada acudieron 3.000 personas, según la Guardia Urbana, frente a las 6.000 del domingo y las 8.000 del viernes pasado.

"Me da igual quién haya ganado las elecciones. De todas formas, aunque hubieran ganado los que se supone que son de izquierdas, tampoco aplicarían todas las cosas que pedimos aquí los ciudadanos", razonaba Joan, de 25 años. Ojeaba un periódico junto a otros dos acampados. Todos señalaban que les gustaría que se debatiera algo, a su juicio, más importante que el ascenso de CiU o del PP en muchos municipios. "Lo que hay que ver es también cuánta gente no ha votado o ha votado en blanco. Si se suma todo eso, es mucha gente descontenta", señalaba uno de ellos.

¿Le afectará al campamento la final de la Liga de Campeones que el Barça juega el sábado, en Londres, contra el Manchester United? La pregunta flotaba ayer en el aire. "No creo que instalen pantallas aquí. Y si el Barça gana y hay gente que va a Canaletes a celebrarlo, pues cada uno a lo suyo", le quitaba hierro Aina, que fregaba su vaso en un cubo.

Entre los grupos que debatían, no aparecía el nombre de partidos políticos ni el miedo al partido de fútbol. Se han organizado "subcomisiones" que debaten áreas temáticas: vivienda, derechos de los animales, educación... Quieren elaborar antes del fin de semana un documento que recoja las inquietudes del campamento. En la reunión de economía, medio centenar de personas escuchaban atentas a una mujer de unos 50 años. "Propongo la objeción fiscal, es decir, que pueda decidir que la parte de mis impuestos que va destinada al Ministerio de Defensa se reserve en un fondo con fines sociales", explicaba. Algunos aplausos. A pocos metros, dos hombres ebrios cantan y golpean un banco. El grupo les ignora. El debate continúa, en torno a los derechos de emisión "con los que los países especulan". A las nueve en punto, blanden cacerolas.

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Sobre la firma

Cristina Delgado
Es subdirectora y se encarga de la edición digital de EL PAÍS. Antes fue redactora jefa de Economía, sección en la que se incorporó al periódico, en 2008. Licenciada en Periodismo y en Comunicación Audiovisual, ha realizado el máster UAM-ELPAIS y posgrados de información económica y gestión.

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