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Columna
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Strauss-Kahn y la mujer

Sami Naïr

La izquierda acaba de perder un candidato potencial que probablemente podía ganar a Nicolas Sarkozy en las elecciones presidenciales de abril de 2012. Acaba de evitar también un quinquenio con Strauss-Kahn que le habría reservado muchas sorpresas. La izquierda no tiene ningún candidato capaz de ir a pescar votos de derechas tan lejos como DSK, ¿pero habría significado su victoria una victoria de la izquierda? Sería malintencionado discutir sobre este punto, simplemente porque DSK aún no había dado a conocer su programa. Pero lo cierto es que una gran parte del centro y del centro-derecha lo miraba con buenos ojos.

Esta situación puede traducirse en otras palabras, más expresivas: con DSK, la izquierda tal vez habría reconquistado el poder, pero para hacer la misma política que la derecha del centro y la izquierda de la derecha. No una política de izquierdas, en cualquier caso. Consecuencia posible: en las elecciones municipales previstas en 2014, la izquierda se habría encontrado sin duda por los suelos, con una derecha reagrupada en torno a Alain Juppé, el actual ministro de Asuntos Exteriores. ¿Escenario ficticio? Evidentemente no se puede prever nada en política, menos lo imprevisible.

Este asunto muestra que hay sistemas que tratan a las personas según su delito y no su estatus
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En el Partido Socialista, tras los circunloquios al uso, la retahíla de declaraciones indignadas, falsamente extrañadas, los actores de las primarias han vuelto a subir al escenario. Porque nadie, salvo François Hollande, estaba realmente decidido a enfrentarse a DSK, que ya creía tener el asunto ganado. Habrá probablemente una candidatura de Martine Aubry y, si ella no se decide, Laurent Fabius podría tomar posiciones. De momento, esta nueva situación permite a Sarkozy no solamente pensar que no será eliminado en la primera vuelta, sino que tiene posibilidades para la segunda vuelta.

Sin embargo, este asunto va a tener efectos desastrosos sobre toda la clase política, y eso no es una buena cosa. Hay millones de electores que ponían sus esperanzas en DSK; si es juzgado por la justicia estadounidense, ¿qué pensarán de los hombres políticos que supuestamente han de representar el respeto al prójimo y el interés general? Moralmente es un golpe terrible para la dignidad de la acción política.

Hay mucha hipocresía de la clase política en este asunto. Todo sucede como si la mujer que ha hecho la denuncia fuera de entrada la responsable. Hay una verdadera disyunción entre la dignidad de la persona y el lugar que ocupa en el sistema mediático y político. Pero lo que este escándalo demuestra, si se comprueba que DSK no ha sido víctima de una trampa (aunque no sabemos por parte de quién), es que por suerte existen unos sistemas jurídicos basados en la separación de los poderes y que tratan a las personas en función del delito y no del estatus. EE UU no es ciertamente un modelo en todo, pero antaño sus periodistas desenmascararon y forzaron a dimitir a Nixon. Eso jamás se ha visto en Europa, donde las clases políticas saben, mucho más allá de sus conflictos, protegerse mutuamente. La crisis destruye vidas en todas partes del mundo, echa a millones de personas a la calle, margina a las nuevas generaciones, y he aquí que el director del FMI, que supuestamente tiene que luchar contra esas plagas, propone un millón de dólares de fianza para salir de la cárcel. ¿En qué mundo estamos?

Europa ha perdido ciertamente con DSK a un hombre que defendía a los países en dificultades, pero hay que ser muy inocente para creer que el FMI podía salvar a estos de los desengaños que inevitablemente les esperan. ¿No acabamos de oír a la señora Merkel quejarse de que los españoles y los portugueses se toman demasiadas vacaciones y tienen jubilaciones demasiado altas? De todas maneras, DSK se habría marchado de esa institución a finales de este mes para presentarse a las primarias del PS. El FMI no es más que una rueda de repuesto en la crisis mundial; no ha hecho ningún regalo a los países en dificultades. Las condiciones de préstamos y de reembolso son muy duras. Sea cual sea el nuevo director, los márgenes de maniobra no son grandes. En cuanto a DSK, si resulta que esta historia increíble es verdad, será duro para él, para su familia, pero sobre todo para la mujer a la que habrá mezclado con sus instintos de modo tan trágico. ¿Cómo vivirá esa mujer?

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Sobre la firma

Sami Naïr
Es politólogo, especialista en geopolítica y migraciones. Autor de varios libros en castellano: La inmigración explicada a mi hija (2000), El imperio frente a la diversidad (2005), Y vendrán. Las migraciones en tiempos hostiles (2006), Europa mestiza (2012), Refugiados (2016) y Acompañando a Simone de Beauvoir: Mujeres, hombres, igualdad (2019).

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