30 años de alcalde en la capital del reciclaje industrial
Candocia ha llenado As Somozas de plantas para tratar residuos
Todo vecino de As Somozas que baje de los 30 años no ha conocido otro alcalde. Acomodado en el sillón de la alcaldía desde las primeras elecciones democráticas, Manuel Candocia Ramos (Cedeira, 1945) aspira a su noveno mandato consecutivo y garantiza que "será el último". Intratable para sus adversarios políticos, arrastra tras de sí a un electorado fiel que lo aupó a la alcaldía hace 32 años con la UCD, lo respaldó en otras coaliciones que se autodenominaban progresistas (1983 y 1987) y desde 1991, bajo las siglas del PP, le otorgó cinco mayorías aplastantes con ocho de los nueve ediles.
Entre sus méritos cuenta el haber situado un pequeño municipio rural e interior, envejecido y mal comunicado como la capital del reciclaje gallego y sede de 67 empresas, algunas tan potentes como Sogarisa, que se llevó hasta As Somozas 90.000 toneladas de chapapote del Prestige, o Gamesa, en horas bajas tras el desplante de la actual Xunta que desdijo al bipartito y dejó a la eólica vasca fuera del segundo reparto del viento gallego.
"Me dolió que la Xunta no le diera megavatios a Gamesa", dice
Casi se retira por el enfado. Un proyecto de campo de golf le animó a repetir
Candocia no oculta que ese fue el mayor disgusto de su vida política y motivo de disputas internas con el Ejecutivo de Feijóo. "Aquí Gamesa tenía 750 empleados y quedan 300. Que no le dieran ni un megavatio me tocó mucho la moral", confiesa el regidor somocense, que llamó sin éxito a la puerta del conselleiro de Industria, Javier Guerra. "Me dolió y me sigue doliendo", afirma. Tal fue su enfado que se replanteó ser el candidato popular. Tres nuevos proyectos industriales y un gran campo de golf "con los terrenos ya comprados" frenaron su retirada. Decidió quedarse un último mandato más para ver cumplido el sueño de pasearse por el futuro green municipal de 18 hoyos.
Hace años que Candocia se decidió a despejar el ganado de los prados y las leiras de patatas para crear un gran polígono industrial con un millón de metros cuadrados que generó un millar de empleos, según sus cálculos. Dio al empresario todas las facilidades posibles para acomodarse en sus terrenos y acogió empresas de las que otros municipios recelaban como Sogarisa. Cuenta que fue la presidenta de Greenpeace durante un viaje a Canadá quien le convenció de las ventajas de apostar por el reciclaje industrial y la autovía AG-64 entre Ferrol y Vilalba le ofreció el canal de entrada y salida que necesitaba para convencer a otros inversores. En As Somozas, se reciclan cada año más de 300.000 toneladas de pilas, metales, neumáticos, aceites industriales, coches inservibles y otros residuos orgánicos en distintas empresas especializadas. Lo que no se puede procesar o recuperar, se entierra en gigantescas balsas excavadas en la tierra.
En tres décadas, el presupuesto de este ayuntamiento coruñés de 1.342 vecinos, el 29% mayores de 65 años, pasó de tres millones de pesetas (18.000 euros) a seis millones de euros. Bajo su mandato, se levantó una reluciente casa consistorial en forma de cubo acristalado, construyó una pequeña urbanización de chalés unifamiliares y por el escenario de las fiestas patronales desfiló en un concierto gratuito Paulina Rubio en 2007.
El regidor presumió de gobernar un municipio con "paro cero". En plena crisis, As Somozas cerró 2010 con 90 desempleados (44 hombres y 45 mujeres). El alcalde asegura que tiene pendientes de "recolocar" a 18 vecinos despedidos por Gamesa en la imprenta italiana del grupo Ponti que última la construcción de su nueva fábrica con ayudas del Plan Ferrol. Muy cerca, se levanta una planta de biotecnología que producirá ácidos Omega 3 para nutrición y en proyecto está una planta de avionetas.
Adscrito al sector de la boina, Candocia se ha distanciado de los nuevos mandatarios populares. Confiesa que extraña a su amigo, el expresidente de la Xunta, Manuel Fraga, por "su gran sensibilidad a todos los problemas". Sus hábitos políticos le han granjeado la enemistad de CC OO y CIG, que lo acusan de "cacique". Estas dos centrales tienen serios problemas para encontrar trabajadores dispuestos a integrar sus listas y denuncian que en As Somozas se impone "el clientelismo": trabajo a cambio de votos sin derecho a réplica sindical. "Aquí no se veta a nadie por ideología", se defiende Candocia.
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