Las medidas de seguridad de Fukushima
De repente cae un hombre muerto, y causa extrañeza y sorpresa en los medios de comunicación. A mí por el contrario no me extraña nada la noticia; no se trata de una víctima más de la violencia urbana, no se trata de otra imprudencia en las carreteras. No, se trata de un hombre que se desplomó mientras transcurría su jornada laboral en la planta nuclear de Fukushima.
Dicen los medios que se desplomó de repente mientras hacía las tareas propias de su puesto de trabajo, y la alerta suena, pues es el primero en morir en estas condiciones. No entiendo de qué se extrañan, si te pones a imaginar un poco y el panorama es de terror al pensar en los altos niveles de radiación a los que a diario se ven expuestos en la central nuclear; más aún si Tepco (planta en la que ocurrieron los hechos) ha sido duramente criticada por las malas condiciones de seguridad en que tienen que trabajar sus operarios.
Un hombre se desploma, y me pregunto si no es un símil de nuestra sociedad y modelo de desarrollo: un día, sin más, dicho modelo se nos cae.
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