El 'factor Botella' entra en campaña
Lissavetzky asegura que la número dos de Gallardón es "la alcaldesa oculta" - Si el edil abandonara la política municipal, la concejal ocuparía su puesto
Era cuestión de tiempo que el candidato socialista a la alcaldía de Madrid, Jaime Lissavetzky, introdujera en campaña la posibilidad de que Ana Botella, concejal de Medio Ambiente y número dos en la lista de los populares, pueda llegar a ocupar el puesto del alcalde. Si Alberto Ruiz-Gallardón decidiera abandonar el año que viene la política municipal para, tal vez, ocupar un ministerio del eventual Gobierno de Mariano Rajoy, Botella pasaría automáticamente a tomar el mando del Consistorio. Hasta ahora, Lissavetzky había pasado de puntillas por esa hipotética sucesión. Se trata de una cuestión delicada porque dar por bueno ese escenario equivale a asumir una idea desalentadora: que el PSOE perderá las generales.
Avanzada la campaña, el candidato socialista parece haber resuelto dejarse de sutilezas -la semana pasada, en un encuentro con jóvenes, apuntó pero no disparó- y recordar al electorado que existe esa posibilidad. Ayer, durante un mitin en La Vaguada, empezó a hablar de lo descuidadas que están las zonas verdes del distrito de Fuencarral, al parecer porque se lo habían mencionado los militantes de la agrupación. "¿Quién lleva esto del medio ambiente?", se preguntó retóricamente. "Doña Ana Botella", se respondió. Y sacar a colación los "planes ocultos" que los populares adjudican a los socialistas le sirvió para introducir esa frase que acaso llevaba preparada: "Ana Botella es la alcaldesa oculta". Con lo que un voto para Gallardón equivale, subrayó, a "votar a Gallardón y a Botella".
Él, en cambio, tiene claro que el resultado de las elecciones no va a modificar su futuro político. O eso dijo, contradiciendo a los rumores que, como en el caso del alcalde, le sitúan de vuelta en la arena nacional. "Yo lo digo alto y claro. Yo me quedo aquí los cuatro años, y me gustaría que Gallardón también lo diga claramente", le retó. Ni él ni Ángel Pérez aprovecharon el debate del lunes pasado para preguntarle eso al alcalde ni para jugar la baza de su número dos.
Lissavetzky criticó que el alcalde "diga ahora que va a ser austero". Se refería al anuncio de que piensa congelar los impuestos. "Pero qué cara más dura. No resulta creíble de quien ha sido un despilfarrador del dinero de los madrileños", añadió para, al final, agradecer con retintín que coincida con su propuesta: "Gracias por darme la razón".
Más autobuses exprés
El candidato socialista, Jaime Lissavetzky, propuso ayer crear más líneas de autobuses exprés para facilitar la movilidad en las zonas más congestionadas de la ciudad. Son líneas que tienen menos paradas y permiten ahorrar tiempo de recorrido. Actualmente solo existen tres. La E1 conecta Atocha con la plaza Elíptica; la E2 une la avenida de Felipe II con Las Rosas y la E3 sale también de la avenida de Felipe II para llegar a Puerta de Arganda. Estas dos últimas utilizan la plataforma reservada de O'Donnell, lo que permite que circulen a mayor velocidad que los otros vehículos.
El programa de Lissavetzky incluye potenciar la creación de estas plataformas reservadas en las autovías radiales de acceso a la capital y su prolongación en la red viaria hasta llegar a los intercambiadores. El candidato mencionó esta propuesta durante una visita a las cocheras de la EMT en Fuencarral. También prometió aparcamientos disuasorios en las entradas a Madrid y recordó el metrobús 90, un billete de 10 viajes que permitiría hacer transbordos entre medios de transporte durante 90 minutos pagando solo una vez.
Lissavetzky está decidido, según aseguró ayer, a "remunicipalizar" los autobuses turísticos, es decir, suspender el contrato con la concesionaria y devolver el servicio a la gestión municipal. Los autobuses, aseguró, "tienen una buena rentabilidad económica".
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