Sobredosis de amor por San Isidro
El cantante venezolano Carlos Baute embelesó a varios centenares de personas con un pregón en verso y un concierto en la sede municipal
Las fiestas en honor del patrón de Madrid arrancaron ayer con más de 1.000 personas dándole la espalda a la Cibeles. La diosa, que tantos festejos ha presenciado, tenía que competir con Carlos Baute. El cantante venezolano recitó primero un pregón en verso y luego entonó sus pegadizas canciones de amor. Salió al escenario cuando ya se oían las primeras notas de Cuando tú no estás y los chillidos de las adolescentes. Los chicos y adultos estaban en minoría. El "residente y extranjero" en Madrid halagó sin pudor a la capital: sus museos, sus palacios, sus "cañitas", sus huevos rotos, e incluso sus "pesoes" y sus "pepés". Baute, acostumbrado a un público embelesado, quiso conquistar Madrid con rimas dedicadas.
"Madrid, más perfecta no puede ser, a mí solo con su nombre se me eriza la piel".
La nueva sede del Ayuntamiento le escuchó cantar durante una hora y media. Aunque el concierto y las fiestas comenzaban oficialmente a las ocho de la tarde, Madrid se preparaba para San Isidro desde antes. A las seis, el tráfico en la plaza de Cibeles estaba cortado, decenas de fans canturreaban durante el ensayo de los músicos y 14 cabezudos recorrían la calle de Alcalá. Con una pareja de chulapos al frente, los gigantes asustaban y entretenían a niños y padres. A su paso, saltaban los flashes de las cámaras de fotos y móviles. Antes de Baute, en el centro de la ciudad retumbó con el chotis de Los Nardos o Madrid. "Que se mantengan las tradiciones", pedía uno de los chavales que daban vida a los cabezudos.
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