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PATÉ DE CAMPAÑA | Elecciones municipales
Columna
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Pocos chicos en la plaza

Rosa Cullell

El candidato se retrasa cinco minutos. Cap problema. A los barceloneses nos pones una plaza con dos árboles y una terraza al sol, y nos esperamos lo que haga falta. Me pido un café y escucho la conversación de la mesa de al lado. Siete mamás. Sé que son madres porque tienen ojos en la coronilla. Cada dos minutos, alguna grita: "¡Oriol, que te vas a matar!" o "¡Vani, deja el chicle en el suelo!". Lo saben sin siquiera mirar. No hay mejores plazas que las de Barcelona; esta, la plaza del Vuit de Març, hasta tiene una pared en la que se distinguen cuatro arcadas del viejo acueducto romano. ¿Para qué queremos parques?, me pregunto mientras Vani se mete el chicle en la boca. Ningún barcelonés se ha quejado jamás de falta de parques.

Llega el candidato de Unitat per Barcelona, Jordi Portabella, y se planta ante el micrófono. Rodeado de señoras de sus propios partidos, afirma que el 52% de la población barcelonesa es mujer. Nadie lo diría. Aquí en esta plaza dura, si descontamos al candidato y a los niños de La Salle, más del 95% pertenece al género femenino. Madres jóvenes y abuelas que han ido a buscar a los niños al colegio y se han venido a empujar columpios o charlar con las amigas. A la realidad le importa un pimiento la campaña. Me siento tentada de llamarles la atención: "Señoras, que estamos en la Plaça de les Dones, unidas por la igualdad". Se las ve tan contentas, con sus niños de todos los colores, que desisto. Cuento dos padres jóvenes. Uno viste camiseta del Barça, pero no parece del partido de Laporta; juega con su hija y no aplaude. El otro tampoco muestra interés, suficiente tiene con intentar que su niña haga pis contra un árbol enclenque sin mojarse las bragas. Tarea imposible.

Habla Ester Capella, buena jurista y antigua ciutadana pel canvi, que va en la lista de Portabella. En Barcelona, dice, hay que hacer "un pacto social entre hombres y mujeres". Una propuesta que le honra, pero hoy, aquí, no va a poder ser. Pocos chicos, a las seis de la tarde, en la plaza.

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