Un viaje al Siglo de Oro

La Casa Ducal de Medina Sidonia, en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), es un museo vivo que transporta al visitante al Siglo de Oro. Por las paredes, suelos, estancias y la hospedería de este palacio señorial se reparten más de 4.500 pinturas, tapices, mobiliario, armaduras, ropajes, armas, vajillas y otras obras de arte de los siglos XV al XVII. 1.500 de estos tesoros han sido ya catalogados gracias a un inventario realizado por la Junta y que ha costado 155.687 euros. La consejera de Obras Públicas, Josefina Cruz Villalón, y la presidenta de la Fundación Casa Medina Sidonia, Lillianne Dallman, firmaron ayer un convenio de colaboración para completar este catálogo con el resto de bienes muebles que se encuentran en el edificio y que deben tener una especial protección por el estatus de Bien de Interés Cultural (BIC) que posee el palacio y su contenido.

El acuerdo implica el estudio de las obras de arte del palacio sanluqueño

Las piezas de mayor valor son los cuadros de temática religiosa de la escuela de Zurbarán o de Valdés Leal, así como las figuras de imaginería procedente de distintas iglesias. También destaca una detallada cartografía desde el siglo XV o la impresionante colección de bargueños repartidos por las estancias palaciegas. Estos escritorios, profusamente tallados y con taraceas, no podían faltar en los hogares españoles más pudientes a partir del siglo XVI.

El exhaustivo inventario, desarrollado desde 2006 por técnicos del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, se prolongará seis meses más gracias al acuerdo rubricado ayer.

El trabajo de investigación y catalogación facilitará el análisis del estado de conservación de las obras de arte y el mobiliario que pertenecen a la Fundación Casa Medina Sidonia; así como su valor de tasación en el mercado.

Para Lillianne Dallmann, el acuerdo alcanzado ayer es fundamental para la supervivencia de la fundación. "La única manera de mantener este patrimonio es de la mano de las instituciones", reconoce.

Dallman es la encargada de preservar el legado de la última duquesa, Luisa Isabel Álvarez de Toledo, quien consagró su vida a mantener intacto uno de los mayores tesoros culturales andaluces: el archivo de sus antepasados, la familia noble más antigua de España. No en vano, se trata del archivo de documentos más importante de Europa, iniciado en el siglo XII y que alberga más de seis millones de documentos, desde la Edad Media hasta el siglo XIX. Todos ellos fueron catalogados, uno a uno, por la propia duquesa en un trabajo ingente que se prolongó décadas.

Como reconoce Dallman, la trayectoria de la fundación "no ha sido fácil". En torno a 1995, se firmó un acuerdo marco con la Consejería de Cultura que implicaba a la totalidad de las universidades andaluzas. Fue una vía de diálogo tan interesante como fructífera que sólo se mantuvo dos años. La colaboración universitaria fue clave para iniciar una digitalización de fondos que, de haber continuado, ya podía haber concluido. A pesar de ese "triste" episodio, Dallman repite y subraya que la colaboración institucional en este momento es "del 100%".

De hecho, entre los convenios firmados con la Junta se incluye el de la digitalización del archivo ducal con importantes materiales de carácter histórico referidos a obras públicas, infraestructuras y transportes en Andalucía.