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Tribuna:TRIBUNA | Elecciones municipales
Tribuna
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Arzúa y el último vagón

Corría por la Universidad, allá por los años sesenta y setenta, la anécdota de un catedrático que proponía suprimir el último vagón como antídoto a la tasa de mortalidad en los accidentes de trenes. La explicación a esta interesante propuesta era la de que, según el ilustre proponente, estaba demostrado que era en el último vagón en el que se producía el mayor número de víctimas. Seguramente que nunca existió este catedrático, o puede que la anécdota no fuera sino un ejemplo con el que el profesor en cuestión solo quería despertar la curiosidad de unos alumnos no tan adormecidos entonces, pero sirva la misma para visualizar lo que está pasando en el mundo de la justicia ante unos políticos y ciudadanos, ahora sí, completamente adormecidos cuando no simplemente domesticados.

Otros cargos públicos sufrirán en breve la injusta norma que se ha aplicado al alcalde de Arzúa
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El Constitucional cierra el paso definitivamente al alcalde de Arzúa

Recientemente hemos tenido cumplida noticia de la resolución judicial por la que se impidió a un ciudadano ser candidato a la alcaldía del Concello de Arzúa por razón de una sentencia no firme que le condenó por un delito de desobediencia. Para evitar malos entendidos aclararé que este articulista fue el abogado que intentó enmendar tal entuerto, a lo que se ve con escaso éxito.No vamos aquí a reproducir un debate jurídico que solo aburriría a los lectores. El Tribunal Constitucional ya se pronunció al respecto y con ello la cuestión quedó definitivamente cerrada para el mundo del derecho. Pero es precisamente la forma en que lo cerró lo que nos preocupa seriamente y lo que nos pone en alerta sobre una peligrosa deriva del sistema de libertades que, con la disculpa de la eficacia, va perdiendo en garantías.

La razón por la que el Tribunal Constitucional rechazó la tutela solicitada fue la de no haber apreciado la "especial trascendencia constitucional del recurso de amparo interpuesto", y en ello no hizo sino aplicar una reforma legal aprobada en 2007 que, para evitar la saturación de asuntos ante ese órgano, le otorgó la facultad de despachar a los pacientes sin siquiera ponerles el termómetro. Es la lógica que acabará imponiéndose en los hospitales: "Lo siento señor, su mal existe y tiene cura, pero tengo otros enfermos que atender", que puede tener algunas variaciones como: "Lo siento señor, pero el siguiente es amigo mío", o, la ya más evolucionada de "...es que el siguiente paga más".

En esto, y solo en esto, el sistema judicial tiene mucho que enseñar al sistema sanitario. ¿Que hay muchos recursos de amparo ante el Tribunal Constitucional? Otórgueseles a sus ilustrísimas la facultad de desechar a algunos enfermos; ¿Qué hay muchos recursos de casación ante el Tribunal Supremo? Limítese el acceso elevando las cuantías (ojo al proyecto de reforma procesal en marcha). ¿Que se litiga demasiado? ... Pues ahí va nuestra propuesta tomada del ilustre catedrático: eliminemos el último vagón. ¿Cómo? Pues como en los conciertos de la muchachada: se admite solo un recurso al día ¡y a pasar la noche a la intemperie!. O como en las discotecas de postín: con machacas en la puerta ante los que habrá que acreditar que nuestros calcetines no son blancos. Dirán los agoreros de siempre que eso entraña el riesgo de la arbitrariedad. De eso nada. ¿Qué mayor arbitrariedad que colocar a un pasajero en el último vagón, y además matarlo?.

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Solo una última consideración que conecta con el asunto de las elecciones en Arzúa. Apunten la fecha del 2 de mayo de 2011 quienes ahora se felicitan por la aplicación estricta de la ley (dura lex sed lex). Sobrarán ocasiones para aplicar a otros candidatos o cargos públicos electos la misma causa de inelegibilidad que impidió al hoy alcalde pedir la confianza de sus vecinos en las próximas elecciones, con la consecuencia incluso de su cese. Y entonces descubrirán la profunda injusticia que se comete al aplicar una norma electoral con graves visos de inconstitucionalidad. Y seguro que ese día, a poco que el afectado resida o trabaje en algún lugar más próximo a Madrid, o conozca a alguien en tan ilustre villa, el Tribunal Constitucional descubrirá la relevancia constitucional del recurso que se interponga. ¡Que ustedes lo disfruten!

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