Zona arqueológicamente delicada

Dada su centralidad, la zona del hallazgo contigua al mercado de Barceló está considerada como arqueológicamente muy sensible por los expertos. A finales del siglo XVII y comienzos de la centuria siguiente se hallaba circundada por dos portillos, el de Santa Bárbara y el de Fuencarral. Era un área de cota alta respecto del centro de la ciudad, de ahí su importancia estratégica e hidráulica. Además del Cuartel de la Infantería Española, erigido en el siglo XVIII, albergaba desde el siglo anterior el Cuartel de las Guardias Valonas, conocido como del Conde Duque, en memoria del valido de Felipe IV. Posteriormente, en los albores del siglo XIX, alojaría a los Guardias de Corps, cuyo caudillo sería Manuel Godoy, también valido regio, pero de Carlos IV.

La importancia hidráulica de la zona viene dada por la presencia de ramales de viajes de agua subterráneos cercanos al lugar donde se alzaría el futuro mercado de Barceló; ya se puso de relieve en las recientes obras de los sótanos del Museo Municipal, donde se encontraron también vestigios de una antigua noria de grandes dimensiones. Los archivos del museo conservan las llaves de las arcas de los principales viajes de agua de Madrid, cuyo tendido, que arranca de tiempos de la conquista musulmana, posee una longitud estimada en 124 kilómetros. Los viajes, construidos con gran esmero a base de muros y arcos abovedados de ladrillo, que encauzaban cuidadosas canalizaciones y generosas arcas para hacer circular o embalsar el agua potable, declinaban desde las zonas de cota alta, como las lomas de la Fuente Castellana, Fuencarral, la Dehesa de la Villa o la Fuente del Berro, hasta zonas de menor nivel, situadas en el centro capitalino o bien ya en la ribera del río Manzanares.

En cuanto al Pozo de Nieve que estuvo instalado a la altura de donde hoy se encuentra la glorieta de Bilbao, se sabe que permaneció en uso desde finales del siglo XVI hasta bien entrado el siglo XIX.