_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Un suponer

Almudena Grandes

Esta columna es pura ficción.

En un país que -es un suponer- se llama España, el Tribunal Supremo persigue a un juez que -es un suponer- se apellida Garzón por tres causas distintas, entre las que parece descollar la desencadenada por la querella de un partido antidemocrático que en cualquier otra nación de un continente llamado -es un suponer- Europa, sería ilegal. Su delito consiste en amparar a las víctimas de una sanguinaria dictadura que se prolongó durante casi cuatro décadas. Pero la autoridad judicial le sienta antes en el banquillo por otra causa.

El juez Garzón va a ser procesado antes que los imputados de un delito continuado de corrupción, por haber ordenado que se grabaran las conversaciones que los responsables de la red más abrumadora de la historia de la democracia sostuvieron en la cárcel con sus abogados. Y este anuncio se produce un mes y medio antes de unas elecciones en las que un partido cuyas siglas son -es un suponer- PP presenta como candidatos a casi una docena de imputados en aquel proceso.

Como escribo ficción, soy libre de conjeturar que la intención del Supremo consistiría en desmontar la causa de una red denominada -es un suponer- Gürtel, al proclamar que considera más urgente, y por tanto más grave, el caso de las escuchas que el delito original. Al asumir que se perjudicó la defensa de los imputados, la opinión pública podría sospechar que los cargos que pesan contra ellos son dudosos, irregulares. El tribunal se convertiría así en la más eficaz oficina electoral de un partido político, en lugar de velar por los intereses de todos los ciudadanos. Y estos no tendrían ninguna posibilidad de oponerse a una maniobra política indecente, blindada sin embargo por el principio que establece la separación de poderes. Pero esto no es más que un argumento de ficción. Lo que se dice un suponer.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Almudena Grandes
Madrid 1960-2021. Escritora y columnista, publicó su primera novela en 1989. Desde entonces, mantuvo el contacto con los lectores a través de los libros y sus columnas de opinión. En 2018 recibió el Premio Nacional de Narrativa.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_