"ETA está en situación de inseguridad, confusión y gran vacío de poder"
Los datos que maneja el Ministerio del Interior retratan la debilidad de la cúpula y la falta de medios de los últimos comandos de la banda terrorista
"La organización debía decidir ya cerrar la persiana". Esta expresión recogida en una reciente comunicación en la cárcel de una militante de ETA del comando Larrano, detenida en 2007, refleja un sentimiento generalizado en los más de 700 presos de la banda. Desde 2004 en que uno de los líderes históricos de ETA, Francisco Mujika Garmendia, Pakito, reconoció, por vez primera, en una carta redactada desde la cárcel, la debilidad de la banda, esta no ha dejado de acrecentarse.
Desde junio de 2007, en que ETA rompió la anterior tregua, han sido desarticuladas cuatro cúpulas; cinco responsables de los aparatos militar y tres del logístico, así como 430 militantes, han sido detenidos. Y, con ellos, todos los comandos que ETA tenía preparados cuando rompió aquella tregua.
Desde 2007 han caído cuatro cúpulas dirigentes y 430 militantes de ETA
La banda está sustentada en este momento en un único comando
El 90% de los 750 presos etarras apoya las posiciones 'abertzales'
Ya no hay cantera: ocho miembros de Segi huidos en 2010 se han dejado detener
El diagnóstico que en 2008 trasladó el fundador de Herri Batasuna, Josu Aizpurua, a todos los presos de ETA fue premonitorio: "Creo que cuanto antes, mejor ayer que hoy, debe producirse la autodisolución de la vanguardia militar ETA".
Aizpurua ofreció cuatro argumentos políticos que tienen total vigencia: "Perdido el contexto internacional y en fase derechizada el entorno internacional nos es hostil e incluso los países de Gobiernos populares recomiendan el abandono de las armas; perdido el tufo fascista de España, su actual democracia es homologable a la europea e incluso más profunda que otras de su entorno; perdido el apoyo popular vasco y el respeto de la mayoría y perdidas todas las batallas emprendidas, la lucha armada hoy refuerza y justifica al poder centralista".
Este diagnóstico es hoy asumido por la mayoría de la izquierda abertzale que, desde febrero de 2010, en que votó a favor del rechazo de la violencia, se aleja progresivamente de ETA, restándole el apoyo social y político con el que contaba. Nunca entendió que ETA rompiera el proceso de diálogo anterior, el de 2006, y la banda está pagando las consecuencias. La mayoría de los presos de ETA comparte esta posición.
La nueva tregua declarada por ETA en septiembre y confirmada en enero no ha cambiado la posición de la izquierda abertzale, que sigue alejándose de la violencia de ETA. Y, menos aún, la del Gobierno, que mantiene la represión sobre los terroristas, como acaba de mostrar la desarticulación del centro de distribución de explosivos esta semana en Legorreta (Guipúzcoa).
- Último comando operativo. La caída en cuatro años de cuatro cúpulas y de los sucesivos responsables del aparato logístico condicionan el funcionamiento de ETA. Los expertos policiales franceses calculaban entre 60 y 100 el número de militantes de ETA cuando declaró la nueva tregua en septiembre y desde entonces ha habido 16 nuevas detenciones. Las cosas están de tal modo que la desarticulación del último comando operativo de ETA, el Otazua, en marzo, reveló que la banda estaba sustentada, en ese momento, en un único comando, según recientes informes policiales. Por ello, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha asegurado esta semana que el fin de ETA está próximo. E incluso, el líder de la oposición, Mariano Rajoy, admitió el miércoles que ETA va a terminar. Dada la situación por la que atraviesa ETA, nadie ha mostrado su preocupación ante el riesgo de un atentado. Hasta Rajoy sabe que provocaría la ruptura de la izquierda abertzale con ETA y una escisión en la banda.
La desarticulación del comando Otazua aclaró 13 de los atentados cometidos por ETA desde el fin de la tregua de 2006, como los asesinatos del brigada del Ejército Luis Conde, en septiembre de 2008 en Santoña (Cantabria), y el del inspector de policía Eduardo Puelles, en junio de 2009, así como la explosión del cuartel de la Guardia Civil en Burgos, en julio de 2009.
Solo quedan en este momento por aclarar 14 atentados, el más importante de ellos, el último asesinato de ETA, el de los dos guardias civiles en Palma de Mallorca, en julio de 2009, Carlos Saénz de Tejada y Diego Salva. Este atentado, según la policía, fue cometido por militantes etarras que se encuentran huidos de España y es muy probable que algunos estén detenidos.
Las Fuerzas de Seguridad, al mantener su presión sobre ETA durante la tregua, han provocado que los miembros de la banda padezcan una psicosis de inseguridad, llevándoles a cometer errores, como refleja el aumento de detenidos en controles, incluida Francia, como sucedió el pasado fin de semana, con Itziar Moreno y Oier Gómez.
- Precariedad de infraestructura. Otra muestra de la debilidad de ETA es la precaridad en que se mueven sus militantes. La cifra de ingresos ha disminuido. Desde octubre, ETA no envía cartas de extorsión, aunque la policía calcula que seguirá recibiendo algunos ingresos como consecuencia de viejos acuerdos con varios extorsionados.
Ha aumentado la cifra de los militantes que viven en tiendas de campaña para ahorrarse los alquileres. Un informe policial de marzo de 2010 ya señalaba cómo en España y Francia los miembros de ETA pasaban más tiempo durmiendo en el monte y escondiendo en zulos sus depósitos de armas y explosivos que haciendo labores propias de su condición. Así fueron detenidos los autores del atentado de la T-4, Igor Portu y Mattin Sarasola; Gorka Lupiañez; Iñaki Beobide; Faustino Marcos e Iker Aguirre.
Este dato está vinculado a las dificultades que tiene ETA de acceder a los zulos en que depositan sus armas, como las robadas en 2006 en Vauvert, por temor a ser detenidos ya que sospechan que están controlados por la policía. De este modo se explica, según el informe, la insólita intervención policial de un revólver de fabricación casera a los miembros del aparato militar y logístico, Alejandro Zobaran y Mikel Oroz, detenidos el pasado 10 de marzo.
- Problemas de banquillo. También se acrecientan los problemas de banquillo en ETA, e incluso la incapacidad de incorporar a los huidos a sus estructuras clandestinas, según los informes policiales. Es el caso de los ocho miembros de Segi, cantera de ETA, huidos en 2010, que prácticamente se han autodetenido. Así, Eider Zuriarrain no presentó el recurso de casación para eludir la actuación de la Audiencia Nacional, en contra del proceder habitual de los militantes de la banda, y asumió ingresar en una prisión española antes de integrarse en las estructuras de ETA o continuar huida en una situación de semiclandestinidad en Francia. Se han dado, incluso, casos de miembros de ETA que se han autolesionado para ser detenidos.
El informe de marzo de 2010 ya resaltaba que "cada vez son más los miembros de la kale borroka que se ven obligados a huir de la acción de la justicia y que no desean integrarse en ETA, alegando motivos como el no estar capacitado; querer llevar una vida junto a su compañera; situación psicológica, etc".
El motivo de fondo es la inseguridad que hoy provoca la militancia en ETA. Según la información policial, la mayoría de los taldes (grupos) requiere un periodo de captación, formación y preparación de más de un año y, sin embargo, son detenidos en España antes de que hayan podido cometer su primera acción terrorista.
Los militantes de ETA detenidos han mostrado su alarma porque la banda carece de un sistema de protección fiable. La causa de ello es que las carencias operativas y estructurales han provocado que militantes adscritos a un determinado aparato estén pluriempleados y, además de las suyas, realicen funciones propias de otros departamentos.
- Recursos escasos. Lo confirmaría la reciente detención del militante de ETA Gregorio Jiménez, que se encontraba escondido fuera de las estructuras de la banda, en casa de un imputado por sabotajes en Francia, Ibai Aguirrebarrena, detenido en junio de 2009.
El informe policial de marzo de 2010 ya detectó que "la legendaria capacidad de regeneración de los miembros de ETA" estaba siendo "desmentida por los hechos" y la preocupación de la dirección de la banda por "carecer de banquillo". Y cómo los pocos nuevos militantes procedían de la kale borroka, con un nivel ínfimo de preparación.
- Desplazamiento al norte de Francia. Otro indicador del grado de debilidad de ETA lo da el desplazamiento de parte de sus estructuras responsables al norte y este de Francia, a zonas fronterizas con Bélgica, Alemania o Suiza, que busca un aumento de la seguridad interna, pero que, a la vez, dificulta su operatividad.
Estos nuevos desplazamientos son la consecuencia del fracaso que cosechó ETA en 2009 al desarticular la policía sus intentos de instalar en Girona y Portugal una base logística.
- Divisiones en la cúpula. La debilidad procede de la propia cúpula. La policía diagnostica que "ETA atraviesa una situación de inseguridad, confusión y un gran vacío de poder". Los problemas se remontan a la lucha por el poder en la dirección entre el aparato militar, dirigido por Garikoitz Aspiazu, Txeroki, y el político, de Javier López Peña, Thierry, durante y después de la tregua de 2006. Tras la detención de ambos en Francia en 2008, el poder etarra recayó en Mikel Carrera, Ata. Su detención en mayo de 2010 supuso un golpe muy duro para ETA. Con su detención quedaba desarticulada toda la cúpula etarra que dirigía la banda en la tregua de 2006 y suponía la desaparición del último dirigente importante de la organización terrorista, con 13 años de experiencia.
También reafirmaba el fracaso final de la estrategia decidida por ETA en su asamblea de 2008: el mantenimiento del terrorismo. ETA, en los más de cuatro años que van desde la ruptura de la tregua de 2006, con la T-4, asesinó a 11 personas. Nada que ver con la campaña de asesinatos desde que rompió la tregua anterior, la de 1998. En tres años, de 2000 a 2003, asesinó a 46 personas.
Son varios los informes de ETA, incluidos los textos de Thierry, que hacen referencia al fracaso de la campaña de ETA, posterior a la ruptura de la tregua en junio de 2007. "ETA es consciente de que la lucha armada no se ha desarrollado de la forma prevista tras el alto el fuego; no ha podido condicionar ni transformar el entorno político y, por lo tanto, tiene que operar una reestructuración profunda basada en la seguridad para los departamentos y los responsables y la capacitación de sus activistas, Pero a la vista de los acontecimientos, está muy lejos de conseguirlo", señalaba el informe policial.
Tras la detención en marzo de 2011 de Oroz y Zobaran se especula con que la dirección de ETA esté en manos de Iratxe Sorzabal e Izaskun Lesaka, de 37 años y procedentes de las juventudes radicales y con escasa experiencia. Pero los expertos policiales no lo confirman.
- Presos. El 90% de los 750 presos que ETA tiene en las cárceles de España y Francia sostiene las posiciones de la mayoría de la izquierda abertzale, favorables a que ETA abandone la violencia. Hay una minoría, entre un 5% y un 8%, que ha roto con ETA, y otra minoría, en torno al 5%, de militantes muy jóvenes, que mantiene posiciones duras.
Ahora ya no resultan tan sorprendentes cartas como la de Txema Matanzas, de 2009, el abogado encarcelado por pertenencia a banda armada, en la que señalaba: "Ahora empezamos a ver las cosas como son... a ver quién es el guapo que dice eso de que somos invencibles... dejemos de engañarnos, mirémonos las tripas, lloremos como niños lo que no supimos defender como hombres, y a hacer frente al futuro".
Sin 'banquillo'
- Un informe policial de marzo de 2010 ya detectaba la preocupación de ETA por "carecer de banquillo." "Cada vez son más los miembros de la kale borroka que se ven obligados a huir de la acción de la justicia y que no desean integrarse en ETA, alegando motivos como el no estar capacitado; querer llevar una vida junto a su compañera; situación psicológica, etc".
- "ETA es consciente de que la lucha armada no se ha desarrollado de la forma prevista tras el alto el fuego; no ha podido condicionar ni transformar el entorno político y, por lo tanto, tiene que operar una reestructuración profunda basada en la seguridad para los departamentos y los responsables y la capacitación de sus activistas. Pero, a la vista de los acontecimientos, está muy lejos de conseguirlo", concluye el mismo informe.
- Un indicador de la debilidad de la banda lo da el traslado de parte de sus estructuras al norte y este de Francia.
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