La luz de Daskalopoulos
El Guggenheim presenta 60 piezas del coleccionista griego - La comisaria dice que "refleja con audacia el tenor de los tiempos"
Cuando el coleccionista griego Dimitris Daskalopoulos (Atenas, 1953) comenzó a preparar con el Museo Guggenheim la exposición de sus obras en Bilbao, citó al escritor y filósofo de su país Nikos Kazantzakis, quien concebía la vida como un intervalo de luz en el que la descomposición y el deterioro resultan indispensables para la recomposición y el renacimiento. La influencia de las ideas de Kazantzakis sobre el espíritu de la colección acabó dando título a la muestra, que ayer se inauguró en el Guggenheim.
El intervalo luminoso. Daskalopoulos Collection suma 60 obras, seleccionadas de entre las 400 que el coleccionista ha adquirido en menos de 20 años, en su mayoría instalaciones y esculturas de gran formato.
La mayor parte de las obras expuestas son esculturas e instalaciones
El dueño de la colección busca un espacio para mostrarlas en su país
Desde el punto de vista técnico, su exhibición es "un reto", reconoció la comisaria de la exposición, Nancy Spector, conservadora jefe de la Fundación Solomon R. Guggenheim, por las dimensiones y las características de las piezas, que ocupan casi 4.000 metros cuadrados. El resultado "refleja con audacia el tenor de los tiempos", agrega.
Daskalopoulos, hombre de negocios y presidente de la patronal griega, no había mostrado al público su colección de arte contemporaneo hasta el pasado año. La Whitechapel Gallery de Londres organizó la exhibición en cuatro capítulos temáticos. El Guggenheim ha optado por una gran muestra en la que están representados una treintena de autores. El núcleo principal está formado por obras de las dos últimas décadas del siglo XX. Artistas consagrados como Louise Bourgeois, Marina Abramovic, Martin Kippenberger o Damien Hirst comparten espacio con otros creadores emergentes como Paul Chan o Wangechi Mutu.
Chrysler Imperial (2002), de Matthew Barney, es una de las instalaciones que requiere una sala completa para desplegar las cinco piezas que la componen, objetos derivados de unas escenas de una de las películas de la serie Cremaster (1994-2002). Lo mismo ocurre con Hombre cavernícola (2002), de Thomas Hirschhorn, o Exhumando la glotonería (2006-2011), de Mutu. La temática se abre al debate sobre la identidad cultural o los recursos naturales, pero también se pliega sobre los aspectos más íntimos, con una serie de piezas firmadas por Bourgeois o Kiki Smith, entre otros, que se centran en el cuerpo humano.
Daskalopoulos busca un espacio para mostrar su colección en Grecia. "Es egoísta tener todas esas obras bajo llave, y me deleita pensar en un espacio que fuera interesante para el público, interactivo y cautivador", explica. La escala de las obras no ha condicionado su interés de coleccionista, pero ahora se convierte en un obstáculo. "El problema es el tamaño de mi colección", reconoce.
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