"El miedo a fracasar es un lastre nacional"

"El fracaso es un aprendizaje personal. Si el proyecto falla vuelves a levantarte y a intentarlo de nuevo". Con esa filosofía y en un momento vital "sin responsabilidades" nació Rusticae. Isabel Llorens y Carlota Mateos solo tenían 26 y 19 años, respectivamente, cuando en 1996 crearon una especie de registro que agrupaba bajo una misma marca a hoteles con encanto de toda España. Comenzaron con una idea y 6.000 euros. Su directorio, actualmente, reúne más de 200 alojamientos en España, Portugal y Marruecos y un centenar de restaurantes. Ofrecen, también, paquetes de experiencias y ya están embarcadas en su próxima iniciativa: turismo sostenible a través de hoteles que "empaticen con el medio ambiente". Ayer participaron en el I Día del Emprendedor en Madrid.

"Mi madre se negaba a que dejara la carrera", recuerda Mateos

"Intento que la empresa no centre la conversación", dice un empresario

Los entendidos recomiendan ser paciente, atrevido y dejarse aconsejar

Coinciden en que reunir el dinero es la mayor dificultad que encuentran

Los inicios, sin embargo, no fueron fáciles. Mateos recuerda que su madre se oponía a que dejara la carrera y dice que al final tenía que engañarla para poder continuar con el proyecto. "Fue una lucha en la que yo dije que aquello era un tren que pasaba en ese momento y que no podía esperar a terminar los estudios. Al principio, sí fue complicado por la edad y porque en España no hay cultura empresarial". Una opinión que comparte Clemente Cebrián, cocreador junto a su hermano Álvaro de la firma madrileña de ropa El Ganso.

En 2004, los hermanos dejaron su empleo en dos multinacionales y empezaron el arduo proceso de reunir la inversión inicial. "Vendimos nuestros coches, pedimos un crédito, nuestra madre también nos ayudó con algo de dinero. Es verdad que era un buen trabajo pero la idea que teníamos en la cabeza tiraba más". Esta empresa textil, puramente familiar, puede enorgullecerse de haber calzado a más de 150.000 españoles con un modelo de zapatilla inspirado en el ejército checoslovaco. La marca ya cuenta con 115 empleados y 16 puntos de venta. El último lo inauguraron en París hace 20 días.

"Tanto mi hermano como yo estudiamos Empresariales", explica Clemente, "vinieron a darnos charlas banqueros, auditores... pero ni un solo emprendedor". Ayer aprovecharon el foro que se celebró con motivo del Día del Emprendedor para dar recomendaciones. "Lanzarse, no temer al fracaso y tener paciencia", aconsejaron la pareja de amigas, mientras que los hermanos Cebrián sugirieron dejarse aconsejar por otros empresarios del sector para "no tener que aprenderlo todo a base de golpes".

El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, animó a los ciudadanos a "emprender" para salir de la crisis y crear empleo. Gallardón defendió esta fórmula rodeado de empresarios madrileños que un día pusieron en marcha negocios que hoy son de éxito.

En ambas empresas, el tándem en la dirección se traduce en un valor añadido y en un esfuerzo para preservar la amistad o la relación familiar, por encima del negocio. Una tarea que no siempre resulta fácil. Los creadores de El Ganso reconocen que intentan que la empresa no se convierta en el eterno tema de conversación, un reto que confiesan pendiente, sobre todo los domingos, cuando la familia se reúne en torno a la mesa. Carlota Mateos defiende que sin Llorens la empresa no existiría y plantea, entre risas, que debes elegir socio con el mismo cuidado con que escoges marido porque al final "pasas más tiempo con él que con tu pareja".

Los cuatro emprendedores fueron ayer la muestra de que las cosas pueden salir bien, aunque también de que es posible reponerse tras un fracaso. Rusticae se encontró en 2001 ante una encrucijada. "Tras cinco años de trabajo en plan ONG", dice Llorens, "tuvimos que decidir entre duplicar la cuota a nuestros clientes o cerrar el chiringuito". La respuesta, obviamente, fue subir la tarifa "pero argumentándolo muy bien", matizan. El Ganso también ha conocido los sinsabores de una decisión errónea o precipitada cuando en 2008 la tienda que abrieron en la calle Ferran de Barcelona tardó más de lo esperado en arrojar buenos resultados.

Todos señalan que lo más difícil para un emprendedor es la falta de recursos económicos, porque al principio solo hay gastos. Aunque la crisis ha convertido, casi, en misión imposible conseguir el crédito para poner en marcha una nueva empresa, en 2010 hubo un repunte en la creación de nuevos negocios, según el INE.Clemente Cebrián niega que haya un perfil tipo del emprendedor. "Cualquiera dispuesto a hacer de todo en jornadas maratonianas puede serlo", concluye.