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Reportaje:Las colecciones de EL PAÍS

Una de espías y piratas informáticos

EL PAÍS publica un nuevo libro de la colección de matemáticas que revela los secretos de la codificación

Juan Diego Quesada

El secreto de las comunicaciones depende de complejos códigos diseñados por las matemáticas. Es algo que manejaban ya los griegos y los romanos, que consideraban la criptografía, el arte de escribir en clave, un elemento básico para su éxito militar. Los criptoanalistas, el otro bando, también llevan siglos interceptando mensajes y descifrándolos. La batalla entre ambos llega ahora en pleno auge de Internet. ¿Sigue siendo posible la seguridad en esta era de virus, piratas informáticos y superordenadores?

El libro Matemáticas, espías y piratas informáticos, a la venta mañana domingo con EL PAÍS por 9,95 euros, responde a esta y muchas otras preguntas y, de paso, propone un emocionante viaje a la aritmética de la seguridad y el secreto. Esta es la segunda entrega de El Mundo es matemático, una colección muy cuidada y de gran calidad editorial escrita por matemáticos.

EE UU declaró la guerra a Alemania al descifrar un telegrama codificado

El segundo tomo, realizado por Joan Gómez, se sumerge en el mundo de la codificación, en el que incluye un inmejorable retrato del trabajo de los servicios secretos. Para el autor, el caso conocido como El telegrama Zimmermann es un ejemplo de cómo la criptografía cambió el rumbo de la historia. El Gobierno británico interceptó en enero de 1917 un telegrama codificado que el embajador alemán en Washington envió a su homólogo en México: "Nos proponemos comenzar el primero de febrero la guerra submarina, sin restricción. No obstante, intentaremos mantener la neutralidad de EE UU. En caso de no tener éxito, proponemos a México una alianza (...). Aportaremos abundante ayuda financiera; y el entendimiento por nuestra parte de que México ha de reconquistar el territorio perdido en Nuevo México, Tejas y Arizona". En caso de hacerse público, estallaría seguramente la guerra entre el país norteamericano y los alemanes. Los británicos lo descifraron utilizando un algoritmo que combinaba la sustitución de palabras con la de letras. Gran Bretaña en un principio era reticente a hacer público el telegrama porque los alemanes cambiarían entonces de encriptación. Pero al final lo hicieron público, y el presidente americano, Woodrow Wilson, lo filtró a la prensa. El ministro de Exteriores, Arthur Zimmermmann, con fama de dialogante, reconoció ser el autor del texto. El Congreso norteamericano declaró la guerra a Alemania.

El mensaje de los alemanes se descifró pero nadie dice que sea fácil. Borges imaginó, en uno de sus relatos, una biblioteca tan vasta que contuviera todos los libros posibles, poemas, novelas y análisis, que incluyesen también sus refutaciones, y así hasta el infinito. Un criptoanalista que intente descifrar por prueba y error un mensaje cifrado con una cifra de cuaderno de uso único, cuenta el autor, se encontraría con un caso semejante. La cifra será aleatoria, contendrá todos los textos posibles, y así hasta el infinito.

A lo largo del libro se encontrarán muchas más historias de la importancia de las comunicaciones secretas, sobre todo en esta era de piratas informáticos. Pero no están todas, obviamente. "En buena parte, la historia de la criptografía es, como corresponde, una historia secreta", escribe Joan Gómez. En ella se adentra en carne viva. El lector encontrará la respuesta en los números.

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.
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