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Reportaje:Empresas & sectores

Los fondos 'buitre' extienden sus alas

Son inversores en busca de grupos con problemas, especialistas en reestructuración de empresas que hallan en España un ecosistema económico propicio

Miguel Ángel García Vega

En la pragmática industria financiera, la flaqueza de los demás se torna en una oportunidad de hacer caja. Así lo perciben los fondos que invierten en empresas que tienen problemas económicos o activos dañados (distressed). Son instrumentos especializados en reestructuraciones a los que "la crisis financiera y la recesión posterior están dando muchas oportunidades de negocio", admite Guillermo de la Dehesa, presidente del Center for Economic Policy Research (CEPR). Para algunos tienen un componente oportunista, que les vale el calificativo de fondos buitre, mientras que otras voces valoran que "están dispuestos a asumir un alto riesgo para encontrar oportunidades. De hecho, dan viabilidad a empresas que sin ellos, tal vez, no la tendrían", reflexiona Antonia Conde, gestora de Renta 4.

La industria ha puesto sus ojos en la reforma de las cajas de ahorros
Estos fondos se mueven a sus anchas con crisis financiera y recesión

Sin embargo, en esta discreta y poco comunicativa industria, utilizar el concepto de "buitre" equivale a escuchar puertas cerrándose o teléfonos comunicando, y es que tampoco hay que rasgarse las vestiduras. "Al final, todo tiene un precio. Incluso en Nueva Rumasa [cuyas empresas se están sometiendo esta semana a un proceso de due diligence por parte del fondo de reestructuración Oaktree como resquisito inicial para estudiar una posible entrada] habrá alguien que esté dispuesto a adquirir sus fábricas o su know how", reconoce Antonia Conde. "Crisis financiera y recesión es un entorno perfecto para esta industria, y además hay volúmenes de activos con problemas para aburrir", precisa el responsable de un banco privado que ha trabajado en este especulativo mundo durante varios años.

Estos fondos parecen haber puesto precio a muchas empresas españolas. Es cierto que por ahora las operaciones cerradas son escasas -destacan la entrada de Sun Capital en la juguetera Famosa y de Oaktree en Panrico y

Campofrío-, pero la tensión por entrar resulta palpable.

"Estamos evaluando constantemente oportunidades en España y esperamos seguir haciéndolo de manera regular. Cuando se presente la oportunidad adecuada analizaremos la conveniencia de entrar", avanza Michael Kalb, senior managing director de Sun Capital Partners. Y lo dice un jugador importante, pues maneja casi 6.500 millones de euros y es además, junto a Apollo Capital,

Avenue Capital, Cerberus, Sankaty,

Centerbridge, Oaktree y MartlinPatterson, una de las referencias planetarias de este sector.

Hablamos de fondos con mucha experiencia, capaces incluso de comprar la deuda de la compañía con problemas y venderla estructurada en productos. Y esto no se halla al alcance de todo el mundo. Como tampoco lo está adquirir (por muy buena quita que se ofrezca) deuda inmobiliaria española, algo que ha hecho Cerberus con la deuda contraída por Metrovacesa en su día con la firma alemana Hypo Real Estate. O el probable interés (según el mercado) mostrado por Apollo, Blackstone, Orion Capital o la propia Cerberus en la deuda relacionada con activos inmobiliarios de Royal Bank of Scotland (RBS). Y es que "cuando se despejen las grandes incertidumbres, llegará un momento en que estos fondos especializados en reestructuración, incluidos los inmobiliarios, serán un buen negocio", aventura Luis Corral, consejero delegado de Foro Consultores.

Pero, cuidado, si hay algo paradójico, eso es el dinero. La lógica nos cuenta que un país como el nuestro, que tiene infinidad de empresas atravesando dificultades financieras, debería ser un rico caladero para estos fondos. Los analistas explican que tendrían que darse decenas de operaciones al año y no solo un puñado, como hasta ahora. "El problema", reflexiona Eduardo Navarro, presidente del fondo especializado en reestructuraciones Sherpa Capital, "es que hay pocos operadores españoles que tengan una actividad relevante, y los fondos internacionales aún son remisos a entrar porque no entienden ni nuestra legislación laboral ni nuestra normativa jurídica. Además, los bancos españoles se muestran muy conservadores, frente a cómo actúan los internacionales, a la hora de entender y apoyar unas operaciones que suelen exigir importantes quitas".

Pese a todo, en Sherpa Capital confían en el mercado. Al año analizan unas cien operaciones y este ejercicio piensan cerrar dos o tres compras. La primera debería completarse este semestre. Por ahora tienen solo una, Polibol, especializada en embalaje flexible. En cuanto a su hucha, disponen de 30 millones para adquisiciones. "Negocio hay. Solo es necesario saber buscarlo. Por eso pasan nueve meses entre que nos entra una operación y la hacemos. Si la analizáramos al primer vistazo, saldríamos corriendo. ¡Vemos cada cosa!", afirma Arturo Llopis, consejero delegado de ValCapital.

Operaciones, poco a poco, se van haciendo. PHI Industrial Acquisitions (antigua Arques Iberia) ha comprado en los últimos cuatro años seis compañías. Las dos más recientes han sido Covit (julio de 2010) y Torraval (diciembre de 2010). Aunque lo más interesante tal vez sea que han detectado, a raíz de acumular experiencia, que las oportunidades aparecen en dos tipos de empresas: en los grupos familiares con problemas de sucesión y en las desinversiones de unidades no estratégicas de grandes grupos (caso de Torraval).

Además se está viviendo un cambio de mentalidad. "En los últimos años, el concepto de reestructurador tenía un carácter más negativo. Actualmente, los dueños de las empresas entienden que nuestro objetivo es sanearlas y sacarlas adelante", señala Alexander Wit, director general de PHI Industrial Acquisitions. Y apostilla: "Cada vez el mercado está más receptivo a este tipo de soluciones". Debe de ser así, pues en 2010 estudiaron unas 200 oportunidades de negocio, de las que, como hemos visto, cuajaron dos. Y la actividad se prevé intensa, ya que cuentan con entre 20 y 30 millones de euros de presupuesto para comprar.

Aunque dentro de los actores nacionales especializados en este particular negocio tal vez

Thesan Capital sea el más relevante. Al menos si nos atenemos a la hucha que manejan: 150 millones. Hasta el momento han cerrado tres inversiones: Ezentis (antigua Avánzit), Vértice 360º y Aurgi, a las que han destinado 40 millones. Estos expertos son conscientes de "invertir en compañías que viven situaciones muy difíciles", indica José Miguel Garrido, socio de Thesan. Pero lo que de verdad, en su opinión, hace este universo tan singular "es que hay pocas empresas dispuestas a asumir riesgos tan elevados como lo hacemos nosotros y que, al mismo tiempo, tengan capacidad inversora y, sobre todo, de gestión", desgrana Garrido.

Una singularidad añadida es que estos fondos cazagangas, a diferencia del private equity tradicional, no se plantean, en principio, tiempos de permanencia. "Pueden ser tres, seis o diez años. No nos obsesionamos con los plazos. Tratamos de hacer buenas operaciones", comenta Eduardo Navarro, de Sherpa Capital. Y esto ¿qué significa? Lograr rentabilidades por encima del 35%. "La filosofía de estas herramientas es conseguir ganancias espectaculares y rápidamente", resume el consultor Enrique Alcat.

Mientras todo esto sucede, el sector debate si la entrada de estos fondos en las cajas de ahorros que arrastran problemas financieros es una posibilidad real o no. "Lo lógico sería que fueran los fondos soberanos (como los cataríes) quienes entren en ellas", apunta Javier Rivero, exdirector de banca privada en Bankinter y fundador del fondo Möbius. ¿Por qué? "Un producto especializado en reestructuraciones solo entraría si la quita fuera muy importante", apostilla este experto. Si no, la entrada se complica. "Hasta este momento no hemos visto en el sector financiero español una operación que encaje con nuestros criterios de inversión", avanza Michael Kalb, de Sun Capital Partners. Por su parte, Thesan Capital sí admite haber "mirado a las cajas, pero, sobre todo, a sus participadas. Ahora bien, si no tenemos el control de la operación, no entramos".

Sea como fuere, el mercado alienta rumores constantes en estos días, muestra de que las aguas bajan revueltas y activas. Encima de la mesa está el posible interés de Cerberus por Banco Base (pilotado por Cajastur y CAM) y Mare Nostrum (Caja Murcia, Caixa Penedés, Sa Nostra y Caja Granada), dos bancos producto del proceso de fusión que atraviesan las cajas. "Son dos operaciones que tienen toda la lógica del mundo. Así que veremos más buitres planeando sobre España", concluye el responsable del banco privado. -

Bodega de Nueva Rumasa en Jerez de la Frontera. Los fondos 'buitres' podrían adquirir activos de la familia Ruiz-Mateos.
Bodega de Nueva Rumasa en Jerez de la Frontera. Los fondos 'buitres' podrían adquirir activos de la familia Ruiz-Mateos.PACO PUENTES

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Sobre la firma

Miguel Ángel García Vega
Lleva unos 25 años escribiendo en EL PAÍS, actualmente para Cultura, Negocios, El País Semanal, Retina, Suplementos Especiales e Ideas. Sus textos han sido republicados por La Nación (Argentina), La Tercera (Chile) o Le Monde (Francia). Ha recibido, entre otros, los premios AECOC, Accenture, Antonio Moreno Espejo (CNMV) y Ciudad de Badajoz.

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