Puyal reclama criterio al espectador
El periodista publica su primer libro, en el que critica el mercantilismo de la televisión y denuncia la creación de programas adictivos "poco interesantes"
Joaquim Maria Puyal (Barcelona, 1949), considerado el maestro de varias generaciones de periodistas, ha recogido una serie de reflexiones sobre la comunicación, después de 15 años sin hacer televisión, y las ha publicado en un libro con título sorprendente: Aicnàlubma (Columna). Se trata de un volumen didáctico y denso, con vocación de manual, trufado con notas a pie de página y referencias bibliográficas. Puyal, autocrítico y preocupado, "pero no pesimista", introduce en el ensayo sociológico la figura de los "derechos del espectador". El periodista reclama a la audiencia que no sea pasiva y le exige una especie de activismo basado en ejercer sus derechos. Estos, que él desarrolla en nueve puntos, se podrían sintetizar en uno: el derecho al servicio público. Porque la televisión y los medios de comunicación en general son, según Puyal, "sobre todo un servicio a los ciudadanos, aunque en la última ley de televisión el término, lamentablemente, haya desaparecido".
"Si solo hay entretenimiento, se renuncia a captar el interés", dice Puyal
A pesar del subtítulo -Propuestas para la nueva televisión-, Puyal no ofrece soluciones concretas, aunque apunta por dónde pueden ir los tiros: "De alguna manera se debe mover el sistema para garantizar los derechos del espectador, de las personas". Uno de ellos, dice, es el que tiene la audiencia a que la entretengan, aunque con contenidos interesantes. Para eso los espectadores deben tener criterio para escoger. Pero, según Puyal, sin las trampas de algunas cadenas que ofrecen lo que denomina programas adictivos que son "poco interesantes" aunque líderes de audiencia. No quiso citar ninguno.
"No vengo a descubrir nada", asumió ayer Puyal en la presentación del libro, y añadió que "el valor" de lo que él dice es que ha sido "protagonista delante de la cámara durante años".
El título del libro, Aicnàlubma, es un juego con retrovisor que propone el periodista al lector y que se desvela en una fábula inicial. En esencia, Puyal exige honestidad en la producción y transmisión de información, sobre todo en prime time, y en las emisoras privadas. "Contra el mercantilismo" de algunos medios, Puyal propone "unos contrapesos" basados en la "responsabilidad social del periodista" y en una audiencia "en alerta".
Puyal, que se reconoce "un enamorado de la televisión", asegura que "se hace buena televisión en las cadenas privadas y hay muy buenos profesionales, pero no en horario de máxima audiencia". En opinión del periodista, se debería "trabajar para tener audiencia impactando en los espectadores con elementos de calidad".
En este sentido, señala que "el problema perverso es que se confunde el entretenimento con un objetivo, cuando debería ser una condición de los medios". El histórico locutor deportivo de Catalunya Ràdio afirma: "Si nos quedamos solo con el entretenimiento, renunciamos a captar el interés".
A juicio de este innovador de la televisión, "se han instalado algunos tópicos e inercias en nuestro mundo que siempre van a favor de quienes mandan". Sobre la situación del mapa mediático catalán y del papel de la lengua catalana, Puyal señaló: "Tenemos derecho a explicar nuestro mundo en clave propia", pero no quiso ir más allá.
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