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Ola de cambio en el mundo árabe | Revuelta popular en Libia

"Compartimos la comida y la gasolina que nos queda"

Varios residentes en la capital cuentan cómo viven la revuelta

Naiara Galarraga Gortázar

"Compartimos la comida y la gasolina que nos queda, y por las noches nos turnamos para hacer guardia", explicaba ayer por la mañana A. A., una dentista de 30 años que vive a 20 minutos en coche del centro de Trípoli. Contó en un chat (conversación de mensajes instantáneos) que a las tres de la tarde cuatro helicópteros Apache sobrevolaron su casa, donde se instaló la familia de su hermano (esposa, un bebé y un niño) hace una semana, al empezar los disturbios.

El ingeniero informático M. D., de 43 años, explicó que su hermana, que vive en Souq al Jumma, un barrio céntrico de Trípoli, le contó que la pasada noche una veintena de manifestantes le pidieron refugio en su casa tras las marchas. Ella los acogió por unas horas. Una vez se hubieron ido, la policía subió a su casa, tras encontrar un cadáver en el portal, a preguntarle si había alojado a "enemigos del régimen".

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"Es difícil entrar en Trípoli desde cualquier dirección. Hay tanques por todos lados", escribía en Twitter Ali Tweel, que difundió una foto tomada, según él, ayer cerca de la calle Swani.

"Me cuenta que ha sido una de las noches más fuertes, oían muchos disparos", explicó Mercedes por teléfono desde Barcelona. Esta española tiene un hijo en Trípoli (oculta su nombre para protegerle). El veinteañero, hispano-libio, solo se puede comunicar por chat, pues está en un barrio controlado por los fieles a Gadafi. "Duermen de día, cuando la situación está más tranquila, y están despiertos de noche, alerta, durante los enfrentamientos", afirma Mercedes.

"Esta noche ha sido un infierno en Hai al Andulas", aseguró el ingeniero informático en referencia a su ciudad, a 25 kilómetros de la capital. "Desde que nos empezaron a fallar las conexiones telefónicas, es difícil saber qué está sucediendo en otra parte del país", dice.

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Juan Prunes, evacuado de Libia el jueves por la noche, explicó que hay miles de personas, sobre todo egipcios sin dinero, acampadas bajo plásticos en el aparcamiento del aeropuerto de Trípoli. "Los alrededores de la terminal parecen el purgatorio", añadió.

Tanques en Trípoli ayer, en una foto difundida en Twitter.
Tanques en Trípoli ayer, en una foto difundida en Twitter.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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