_
_
_
_
EL 'CASO BALENCIAGA'

Argilagos se siente "víctima", critica a Manolo Cabrera y exculpa a Camio

Dice que la Fundación sabía que "yo no tenía el título de arquitecto homologado"

El arquitecto cubano Julián Argilagos, el único imputado en el caso Balenciaga -presuntas irregularidades en la gestión del proyecto del museo dedicado al modisto Cristóbal Balenciaga en Getaria- que aún no ha declarado ante el Juzgado de Azpeitia, declara a EL PAÍS que ha sido "víctima de una cacería de brujas" por parte de algunos miembros de la Fundación Balenciaga. Argilagos, sobre quien pesa una orden de detención socilitada el pasado 22 de febrero por la Fiscalía de Guipúzcoa, se enfrenta a delitos de supuesta administración desleal e intrusismo profesional. El arquitecto sostiene que durante 2002 y 2003 sufrió "acoso y amenazas" para renunciar a su cargo como conservador del museo y que se atentó "contra su condición sexual sobre si era gay o no".

"No hice intrusismo porque no firmé como arquitecto", dice el imputado
Más información
"Desaconsejé muchas modificaciones"

"Mi relación con la Fundación fue buena hasta que Manolo Cabrera [secretario general de la Fundación] quiso que no lo fuera. Fueron muy xenófobos y clasistas conmigo. Hay actas de la Fundación donde se difamó sobre mi persona y se dijeron cosas gravísimas sobre mi condición sexual. Me provocaron una baja por depresión y no pararon hasta despedirme de forma improcedente", afirma por teléfono desde su casa en Miami embargada por impago de la hipoteca desde hace dos años y medio y pendiente de un juicio para que la abandone.

El arquitecto, que vive en EE UU desde 2005, asegura que el principal imputado, Mariano Camio ex gerente de la Fundación Balenciaga y la Sociedad Berroeta Aldamar y ex alcalde de Getaria por el PNV, "no hizo nada excepcional por él. "Ni mucho menos me enriquecí gracias a él. Es más, aún me debe dinero de facturas y a indemnización por el despidol". Según la querella de la fiscalía, Camio, amparándose en sus cargos de vicepresidente de la Fundación y director gerente de Berroeta Aldamar, llevó a cabo una gestión patrimonial que resultó "gravemente dañosa para ambas entidades" que tenía como fin "el enriquecimiento y favorecimiento" de Argilagos, con quien Camio "mantenía una intensa relación sentimental".

Argilagos niega que Camio, a quien conoció en 1995, y él mantuvieran una relación sentimental. "Mucha gente se reiría de esto; éramos amigos porque viví cinco años en Getaria y pasábamos mucho tiempo juntos", sostiene.

Reconoce que Camio insistió para que participara en los proyectos relacionados con el diseño del proyecto del museo y como comisario de la exposición permanente que se exhibió en Getaria. No hubo ningún concurso público para adjudicar los proyectos del museo, aunque se presentaron otros trabajos. "A Camio le gustaba mi proyecto y fuimos al Ministerio de Cultura de la mano de Joxe Joan González de Txabarri [diputado general de Guipúzcoa entre 2003 y 2007], donde conseguimos 25 millones de pesetas para que saliera el proyecto".

Entre 2001 y 2005, Argilagos creó dos empresas -Hemen Art en San Sebastián y Hemen Fashion Art en Miami, esta última con la colaboración de un tío suyo-, a través de las cuales se hicieron los contratos de los proyectos. El arquitecto sostiene que en todo momento la Fundación sabía que no tenía su título de arquitecto por la Universidad Politécnica de La Habana "homologado en España" y que por eso, tanto de desde la Fundación como a través de sus dos empresas, se contrató a otros arquitectos para que firmaran sus diseños. "Nunca he hecho instrusismo porque no firmé nada como arquitecto", insiste.

Argilagos se muestra tajante con las acusaciones sobre las operaciones lucrativas del exalcalde de Getaria para favorecerle: "Camio siempre defendió los intereses de la Fundación y del PNV. No es coincidencia que la mayoría del personal fuera simpatizante del partido nacionalista. Camio jamás me puso a mí por delante aunque se dice todo lo contrario. Él mismo intentó que le entregará el proyecto en tres ocasiones hasta que accedí. Entonces me quedé como asesor y trabajé desde EE UU. Querían el proyecto que diseñé, pero no que yo estuviera dentro".

El arquitecto Julián Argilagos (a la izquierda), junto al modisto Paco Rabanne, en una exposición de Balenciaga en el Kursaal.
El arquitecto Julián Argilagos (a la izquierda), junto al modisto Paco Rabanne, en una exposición de Balenciaga en el Kursaal.JESÚS URIARTE

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_