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El asador de Marbella rectifica y promete cumplir la ley antitabaco

Salud permitirá reabrir el local si la inspección constata que respeta la norma

El Asador Guadalmina de Marbella cumplirá la ley antitabaco. Así se lo comunicó ayer a la Consejería de Salud el propietario del establecimiento, José Eugenio Arias-Camisón, ante lo que la Junta está dispuesta a levantar hoy mismo la orden cautelar de cierre que ha mantenido el establecimiento clausurado desde el pasado jueves.

Salud recibió ayer un burofax del hostelero en el que éste se compromete a hacer cumplir la ley. La Junta quiso enviar a sus inspectores al establecimiento para comprobar in situ las buenas intenciones de Arias-Camisón, pero, según fuentes del departamento que dirige María Jesús Montero, el hostelero pidió que retrasaran el examen hasta hoy.

Los inspectores comprobarán que el propietario del asador haya retirado y todos los carteles críticos con la ley y que haya colgado los que la norma obliga a exhibir en todos los locales cerrados. Si cumple con estos requisitos mínimos, los inspectores entenderán que existen indicios de que Arias-Camisón ha reconsiderado su actitud y Salud levantará la orden temporal de cierre.

El expediente sancionador abierto al establecimiento y que propone una sanción de 145.000 euros por el incumplimiento reiterado de la ley seguirá su tramitación, explicaron fuentes de la Consejería.

Arias-Camisón ha convocado hoy a los medios para explicar las razones de su cambio de actitud. Su última comparecencia fue la semana pasado, cuando decidió acatar la orden de cierre tras ocho horas de rebeldía. En ese tiempo, el hostelero se rodeó una treintena de simpatizantes y curiosos que pasaron la tarde en el Asador Guadalmina fumando puros y cigarrillos como protesta por la ley antitabaco. Cuando supo que la clausura inevitable, el empresario insistió en que estaba dispuesto a seguir abierto, aún a costa de pasar la noche en los calabozos.

Después de una intensa charla con su abogado, y de escuchar a los inspectores de sanidad y a los agentes de la policía autonómica, cambió de parecer. A las nueve dejó de recibir clientes. Su última bravuconada fue anunciar que pensaba alquilar un local a nombre de una sociedad distinta en el que iniciaría un nuevo negocio, donde "por supuesto", pensaba dejar fumar. Seis días después ha decidido aplicar la ley.

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