Para desgarrarse de 'saudade'
O'Infante, en el restaurante Tras-Os-Montes, es la primera Casa de Fados de la Comunidad
Cada viernes y sábado se escucha un lamento en Madrid. Es la soledad, lo que los portugueses llaman saudade, que cantan los fadistas del restaurante Tras-Os-Montes de José Luis Alves. Desde el pasado fin de semana, el local donde se puede probar uno de los mejores bacalaos a la portuguesa de la ciudad, es también O'Infante, la única Casa de Fados en la región y en España, según confirma la Embajada portuguesa.
Todo comenzó hace casi una década. Don José, como le conoce todo el mundo, y su mujer, María da Graça Rodrigues cerraban su primera casa de comidas, Don Sol, e inauguraban este restaurante en la zona de Mirasierra (Senda del Infante, 28). Después llegó el O'Trasmontano en el barrio de Montecarmelo, hace cuatro años. Y, ahora, por fin, "una ilusión conseguida". "Abrimos la sala de fados como respuesta a toda esa gente que me pedía música portuguesa, porque aquí en Madrid no hay ningún lugar dedicado al fado".
Fadistas de Portugal se trasladan a Madrid cada fin de semana El precio del espectáculo son 20 euros e incluye la consumición
La apuesta de este portugués emigrado a Madrid en 1975 en plena revolución de los claveles desde Bragança -en la zona de Tras-Os-Montes, al norte del país- es arriesgada: "Traemos a los cantantes y guitarras cada fin de semana desde Portugal". Uno de sus trabajadores contacta con los músicos. A partir de ese momento, todos los costes corren por parte del restaurante: traslado, alojamiento, manutención y el contrato. "Mi objetivo es cubrir gastos. Con eso me conformo. Hace mucho tiempo que quería tener música portuguesa en directo", explica don José. "Sé que el negocio es el restaurante, pero gracias a esta iniciativa tengo tres trabajadores nuevos, es decir, tres parados menos".
Joana Cota es una de las fadistas que cantó el pasado fin de semana. Era la primera vez que visitaba Madrid y para festejarlo en su repertorio sonó María La Portuguesa y otras canciones relacionadas con los toros porque, según cuenta, "gustan mucho a los españoles". "El compañero de don José me escuchó cantar en la Casa de Fados en la que suelo actuar en Lisboa y después me contactó por Facebook", explica la fadista. Con ella, compartía cartel João Almeida acompañados por Paulo Martins Ferreira en la guitarra portuguesa y Pedro Soares en la viola de fado. "Esta vez hemos traído a dos cantantes para que se turnen y puedan descansar", explica don José.
Según indica el protocolo de esta Casa, los cantantes hacen tres pases y descansan. La intensidad de esta música, "una épica de los dramas estáticos" como la definía el escritor Fernando Pessoa, requiere de estas pausas a la hora de su interpretación. Los invitados para este fin de semana son Isabel Sousa con Bernardo Romão en la guitarra portuguesa, João Veiga en la viola de fado y Francisco Gaspar.
Al contrario de lo que sucede en Portugal, las actuaciones se celebran en una zona separada del restaurante. "En mi país se escucha fado mientras se cena, pero nosotros hemos concebido este espacio como un lugar para después de comer", explica don José. "Hasta las 4.30 o las cinco de la madrugada nuestros clientes pueden disfrutar de una copa en el Tras-Os-Montes".
La sala, con forma triangular, tiene capacidad para unas 55 personas repartidas en pequeñas mesas y sofás. La decoración es en madera, "es el mejor material para conseguir una buena acústica", y techos artesonados con cristaleras. La mayoría de los asistentes son comensales que después de cenar deciden tomarse una copa con banda sonora. Pero también existe la opción de asistir al recital, previa reserva, por 20 euros, incluida la primera consumición.
"Los jóvenes inmigrantes teníamos dos opciones, la construcción o la hostelería", recuerda don José de sus primeros días en Madrid. "Pasé muchos años fregando platos en la calle de Manuela Malasaña antes de abrir mi propio restaurante, fue muy duro". El esfuerzo no se le olvida, aunque parece que no le pesa. Trabaja todos los días desde las nueve de la mañana en el restaurante, ayudando a su mujer a guisar.
Con este, ya son tres los fines de semana de fado en el restaurante. "La gente aplaude, canta los fados y nos pregunta si tenemos algún libro o disco de canciones portuguesas. No sé cuánto duraremos o el éxito que tendrá, pero el sueño ya está cumplido".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.