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La lentitud de la UE en tomar decisiones golpea a Portugal

El BCE, forzado a comprar deuda lusa para bajar la tensión

Andreu Missé

Las indecisiones de la UE para tomar medidas contra la crisis que tan dolorosas resultaron para Grecia hace un año, están ahora provocando serios problemas en Portugal. El Banco Central Europeo (BCE) no tuvo más remedio ayer que volver a comprar deuda soberana portuguesa para contener las presiones especulativas que llegaron a situar los bonos a 10 años al 7,6%, el nivel más alto desde la entrada en el euro. Después de la intervención del BCE, la cotización descendió al 7,34%. Los países periféricos también sufrieron en sus diferenciales con el bono alemán, en especial Grecia e Irlanda. España se mantiene por encima de los 200 puntos básicos y el Ibex, que llegó a caer más del 2%, cerró la jornada con un descenso del 1,31%.

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Los analistas consideran que un coste del endeudamiento público superior al 7% es insostenible para Portugal. Durante los próximos meses de abril y junio, Portugal tendrá que salir al mercado para refinanciar dos emisiones de deuda que habrán llegado a su vencimiento por valor de 4.500 y 5.000 millones de euros, respectivamente. Las compras del BCE fueron pequeñas cantidades de títulos a cincos años.

Los inversores relacionan el encarecimiento de la deuda portuguesa con la falta de decisiones por parte de los líderes de la UE para fortalecer el fondo de rescate europeo que deberá aprobarse en la cumbre de los 24 y 25 de marzo. No obstante, previamente deberá alcanzarse obligatoriamente un acuerdo sobre el Pacto de Competitividad que exigen Alemania y Francia, que tenía que haberse aprobado el pasado día 4 y que se ha postergado hasta el próximo 11 de marzo. Berlín ha condicionado el aumento de la capacidad del fondo a la firma de un Pacto de Competitividad.

El Gobierno de Angela Merkel sufrió ayer un duro ataque en la Comisión de Asuntos Europeos del Bundestag, la Cámara baja del Parlamento alemán, "por la manera de actuar del dúo franco-alemán" y la falta de información a los diputados.

Del Pacto de Competitividad solo han circulado algunas ideas en un borrador en lengua alemana muy genérico y en el que aparecían seis puntos a modo de ejemplo sobre los que se quería un compromiso de los distintos Gobiernos: prohibir la vinculación de la evolución de los salarios a la inflación, incorporar en las Constituciones nacionales compromisos de límite de déficit; reconocimiento mutuo de titulaciones para facilitar la movilidad laboral; establecer un mecanismo para que las crisis bancarias las paguen los acreedores; aumentar la edad de jubilación según la evolución demográfica y armonización de las bases del impuesto de sociedades. Los puntos han provocado una amplia polémica por su generalidad e invadir terrenos en los que la UE carece de competencias. El último referente a la armonización de las bases del impuesto de sociedades es el que tiene más visos de prosperar.

El portavoz de la Comisión Europea, Amadeu Altafaj, pidió ayer a los líderes europeos que aprueben cuanto antes el plan para potenciar el fondo de rescate aumentando su capacidad útil de 250.000 millones a 440.000 millones y flexibilizando sus usos. El portavoz subrayó que el Gobierno portugués ya ha puesto en marcha "medidas muy importantes para restablecer una mayor confianza en los mercados", pero reconoció que "persisten incertidumbres y nerviosismo", por lo que "es importante que se complete lo antes posible la respuesta de la zona euro a la crisis de la deuda. Esto", dijo, "contribuirá a restablecer la confianza de los mercados". La crisis coincide también con la proximidad de las reuniones del Eurogrupo y el Ecofin que se celebrarán los días 14 y 15 de este mes.

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