La Naval busca una ola favorable
El astillero afronta su futuro entre el ultimátum de un armador belga y la entrada de Industria como socio
Los planos del nuevo buque que quiere construir el armador belga Jan de Nul se apilan en las instalaciones de La Naval, mientras los accionistas del astillero de Sestao, propiedad de Construcciones Navales del Norte desde 2006, ultiman el cierre de la operación financiera para iniciar la fabricación de ese full-pipe, un buque minero que daría carga de trabajo a la empresa vizcaína hasta febrero de 2013.
El ultimátum dado por el armador belga para que el astillero ponga mañana sobre la mesa los avales que permitan cerrar la operación, bajo amenaza de rescindir el contrato en caso contrario, ha acelerado la decisión del Gobierno vasco de plantear su entrada en la compañía dada la delicada situación por falta de carga de trabajo, con 250 de sus 360 trabajadores en plena regularización de empleo.
La empresa precisa 97 millones en avales para cerrar su último contrato
Industria plantea que el astillero se internacionalice para ser más competitivo
El Ejecutivo apuesta por el futuro de La Naval, que debe afrontar "una apertura a nuevos mercados y una internacionalización para ser más competitivos", según fuentes de Industria. El actual consejero, Bernabé Unda, desarrolló parte de su carrera profesional en el astillero, del que fue director entre 1999 y 2005, antes de la privatización.
Industria planteó hace días a la empresa propietaria del astillero entrar en su capital como accionista minoritario para reforzar su solvencia y sacar adelante con la "mayor urgencia" la fabricación del buque contratado por Jan de Nul. El Gobierno, que ha hecho de intermediario para lograr los avales de otras operaciones, ha destinado en este caso 15 millones de euros, el máximo permitido por la Unión Europea.
La empresa mostró anteayer su "satisfacción por la confianza mostrada por los socios" en el futuro del astillero y por el apoyo de Industria. Con todo, los accionistas tienen todavía que decidir de qué forma se articulará al final la participación del Ejecutivo, que entrará con un capital social de cinco millones de euros. Para mañana está prevista una nueva junta general de accionistas en la que se decidirá la entrada de Industria. La reunión prevista anteayer tuvo que suspenderse al final ante la ausencia de uno de los actuales socios.
La inquietud de los sindicatos, que han venido convocando paros y protestas para presionar a la dirección a que redoble sus esfuerzos para mantener los contratos acordados y conseguir otros nuevos, ha sido compartida en todo momento por la consejería.
Industria y las centrales han mantenido varias reuniones para abordar el futuro de los astilleros. "Buscamos que el Gobierno ponga un poquito de orden, porque vemos que en esta sociedad las cosas no están muy ordenadas", explica José Luis Fraiz, representante de CC OO y trabajador de La Naval desde hace 30 años.
La llave para cerrar la operación la han tenido en todo momento los propios accionistas. De los 97 millones de euros que suman los avales para la fabricación del nuevo buque minero, faltaban 13 millones que la empresa Ingeteam se ha ofrecido a aportar. Sin embargo, la desaprobación de uno de los accionistas ha bloqueado por el momento la operación. La junta general resolvió en su momento que los acuerdos se adopten por unanimidad, lo que complica la toma de decisiones para sacar adelante los proyectos.
"Pedimos a la compañía que avalen lo que falta para poder echar adelante el proyecto, pero no ha estado muy por la labor. Si ellos no avalan sus propios proyectos, cómo lo va a hacer la gente de fuera", plantea Fraiz. Los trabajadores reclaman movimientos para "evitar el cierre ante la falta de trabajo".
El de Jan de Nul es el último cartucho que queda para aliviar la situación de un astillero especializado en la construcción de portacontenedores, petroleros, dragas y buques de transporte de productos químicos y que en los últimos tiempos ha querido volcarse en el sector de los aerogeneradores marinos.
Otros dos proyectos anteriores se frustraron finalmente por diferentes motivos. En primer lugar, figuraba un contrato con la empresa alemana Bard, que instala molinos eólicos en el mar, para la fabricación de un buque. La compañía se declaró insolvente y el contrato quedó finalmente anulado en septiembre pasado. El otro proyecto era la construcción de una pequeña nave de instalación de aerogeneradores, pero por "problemas internos en la junta de accionistas y tensiones por la financiación se vino abajo", indican fuentes sindicales.
Desde su privatización hace casi cinco años el astillero de Sestao ha construido cuatro buques: tres dragas y un full-pipe. La última draga fue entregada el pasado 8 de febrero. El barco más reciente entregado a Jan de Nul fue el minero Simon Stevin, diseñado expresamente para el armador belga, que fue botado en marzo de 2009 y cuya construcción supuso 26 meses de trabajo. En 2009, La Naval también botó el Leiv Eiriksson, una de las dragas más grandes del mundo.
Para optimizar la labor de un astillero resulta necesario que los contratos de los buques se vayan encadenando para evitar quedarse sin carga de trabajo. Primero se diseña, sigue el corte de chapa, el ensamblaje y finalmente se bota el barco y se viste por dentro. "Ello significa que en la medida que van pasando estos procesos la gente va quedándose desocupada y necesita nuevos proyectos para estar empleados", explica un trabajador de La Naval.
El astillero vizcaíno había apostado en los últimos años por el pujante sector de los aerogeneradores marinos. Trabajadores de la empresa recuerdan cuando en los años ochenta encadenaban un buque con otro. Eran otros tiempos.
Nerviosismo entre los trabajadores
El astillero vizcaíno afrontó el año pasado el primer Expediente de Regulación de Empleo (ERE) desde su privatización en 2006. El grupo Construcciones Navales del Norte, nacido hace un lustro tras adquirir La Naval a Izar, lleva ejecutando en los últimos meses un expediente escalonado para toda la plantilla, integrada en la actualidad por 360 personas.
La empresa destaca que el ERA tendrá carácter temporal y supondrá una prolongación de los dos antes solicitados, de un semestre de duración cada uno. El último vence el próximo marzo. Fuentes del comité de empresa señalan que si la carga de trabajo no aumenta la compañía podría plantear nuevas regularizaciones temporales. Ya en 2006 el astillero afrontó una reestructuración de la plantilla a raíz de su privatización que supuso la prejubilación de los trabajadores de 52 años.
En este caso, el planteamiento de la empresa pasa por rotar a los empleados cada seis meses en turnos para que estén un mes en paro a través de la vía de la suspensión temporal de los contratos. "El ambiente está muy caliente entre los trabajadores, porque están muy nerviosos con el futuro de la compañía", señala José Luis Fraiz, representante de CC OO.
La Naval no supone un caso aislado, ya que la crisis ha agudizado la difícil situación de los astilleros. Los grandes astilleros de la ría de Vigo, por ejemplo, se están quedando sin carga de trabajo y todo su tejido industrial auxiliar empieza a agonizar. CC OO estima que solo en el caso de Galicia el 80% de las empresas del sector deberán abordar una regulación de empleo en el primer semestre de este año.
Los últimos años
- 2006. La Naval es privatizada tras 98 años de historia. Nace Construcciones Navales del Norte, tras comprar el astillero a Izar.
- 2008. La Naval celebra el centenario de su creación, aunque su primer barco, el Conde de Zubiria, no fue botado hasta 1917. Desde entonces ha construido más de 200 naves.
- 2010. Primer Expediente de Regulación de Empleo. Hoy afecta a 250 de sus 360 trabajadores. El último expediente finaliza en marzo.
- 2011. El Gobierno vasco propone al astillero entrar en su capital como socio minoritario
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