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Crítica:MÚSICA CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La honestidad del joven Dudamel

La Filarmónica de Los Ángeles comenzó el pasado viernes en Lisboa una gira que culminará en la sala Musikverein de Viena los próximos 4 y 5 de febrero, tras pasar por Colonia, París, Londres, Budapest y Madrid. En todas las ciudades presenta dos programas distintos, salvo en Madrid. Podría haber optado en la capital española por el más cómodo aparentemente de los dos, con obras de Adams, Bernstein y Beethoven. Sin embargo lo ha hecho con el más arriesgado: nada menos que la Novena, de Mahler, tres meses después de la visita al Auditorio Nacional con esta obra de Claudio Abbado y la Orquesta del Festival de Lucerna, y cuatro meses antes de la esperada cita, también con esta sinfonía, de la Filarmónica de Viena con Daniele Gatti.

Mahler

Director: Gustavo Dudamel

Mahler: Novena sinfonía. Ciclo Juventudes Musicales. Auditorio Nacional, Madrid, 23 de enero

Está claro que Gustavo Dudamel -que mañana cumple 30 años- no tiene complejos, ni se ha sentido intimidado. Es, de entrada, positiva esta actitud, y más aún tratándose de su presentación en España como nuevo director de la orquesta californiana. El director venezolano pisa fuerte.

Al posible juego de comparaciones en función de la obra elegida se une en esta ocasión el de apreciación artística según la orquesta dirigida. Dudamel es la imagen emblemática del Sistema de orquestas juveniles e infantiles de Venezuela, y su manera de dirigir -de gran energía y apasionamiento- se asocia de inmediato a la Simón Bolívar y a un tipo de obras en general extrovertidas, y en todo caso con una fuerte componente rítmica, sean de Beethoven o de Stravinski, pongamos por caso. Dudamel ha trabajado, en cualquier caso, con la Filarmónica de Viena en festivales de referencia como el de Lucerna e irá como director invitado de la Filarmónica de Berlín al próximo Festival de Pascua de Salzburgo. No se debe dejar al margen que Dudamel se ha ganado la confianza y alta estima de Abbado o Rattle. Hago todas estas consideraciones para tratar de plasmar la atmósfera de curiosidad generada con esta visita. Las dudas flotaban en el ambiente ¿Pasaría el joven director esta prueba de fuego y el público le renovaría la confianza? ¿Nos encontraríamos con un nuevo estilo Dudamel en función de las características de la orquesta?

Dudamel optó por dar prioridad a la claridad constructiva al enfrentarse a la Novena de Mahler. Se dejó de retóricas, decantándose por la sencillez. Su lectura fue más brillante que filosófica, más geométrica que poética, más evidente que misteriosa. En particular se mostró conservador en los dos primeros movimientos, sin ambigüedades pero también sin riqueza de matices. En el Rondó administró una mayor dosis de desgarramiento y en el Adagio final transmitió una gran serenidad a la hora de enfrentarse a esta música ligada a la eternidad, consiguiendo que su invitación al silencio final fuese correspondida con convicción desde la sala. No saludó en solitario, sino fundido siempre con la orquesta: un gesto de humildad que le honra. No fue la suya una Novena inolvidable, pero sí pulcra, honesta, transparente, compacta y llena de fuerza. Por pura lógica, el paso del tiempo contribuirá a una lectura más profunda y multidimensional.

Gustavo Dudamel, al finalizar el concierto en el Auditorio Nacional de Madrid.
Gustavo Dudamel, al finalizar el concierto en el Auditorio Nacional de Madrid.EFE

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