¿Negocios inclusivos en la base de la pirámide?
Desde hace unos pocos años se conoce como base de la pirámide al segmento sociodemográfico compuesto por la población pobre situada en el estrato económico inferior. Técnicamente se trata del estrato inferior de renta de la población mundial, segmento compuesto por 4.700 millones de personas (más del 70% de la población mundial), que viven con menos de tres dólares diarios (en paridad de poder adquisitivo).
Este segmento, la mayoría de la humanidad, se caracteriza principalmente por operar en la economía informal, tener un amplio número de necesidades básicas insatisfechas, así como restricciones que les impiden participar activamente en las economías de mercado y, por lo tanto, carecen de acceso a bienes y servicios viables para garantizar su propio desarrollo.
Sin embargo, es ahí, donde menos se podría esperar, en la base de la pirámide (BdP), donde se encuentra el mercado más estimulante y de más rápido crecimiento del mundo. Colectivamente, los miles de millones de pobres del mundo, especialmente en Asia, África y en regiones de Europa del Este y América Latina y el Caribe, tienen enormes capacidades empresariales y de compra.
Algunos han querido ver en ello un oportunismo enorme para las empresas más ricas del mundo en busca de fortuna, como un gran mercado de consumo o de producción (destino de deslocalizaciones), pero no es fácil entrar en estos mercados ni operar con éxito en estas sociedades complejas.
La verdadera oportunidad surge de una innovadora forma de cooperación, a través de los negocios inclusivos en la base de la pirámide: buscar la reducción de la pobreza mediante soluciones de mercado e integrando activamente a este sector. Para ello, debemos de dejar de pensar en estas poblaciones como víctimas o como una carga y empezar a considerarlos como sujetos activos, como emprendedores creativos y con capacidad de recuperación, y como consumidores y clientes con conciencia de su propio valor. En este sentido, la oportunidad reside en integrar la voz de la población pobre en la cocreación de nuevos modelos de negocios y empresas con el fin de crear valor mutuo, incorporarlos como aliados en el diseño, configuración y funcionamiento de la actividad empresarial o emprendedora.
Algunos agentes ya vienen trabajando en esta línea desde hace años, y contamos con buenas prácticas, pero es verdad que actualmente está emergiendo un nuevo dinamismo, creatividad y espíritu emprendedor a nivel local, y cada vez mayor, entre amplios grupos de la llamada base de la pirámide.
Se da un escenario propicio para la intervención intersectorial, la cooperación público-privada junto al sector social y para la colaboración (nuevos partenariazgos) entre empresas, sea cual sea localización geográfica o sector de actividad. Se abre el campo para la innovación de nuevos modelos de negocios, de productos, para la innovación inversa y en el desarrollo de alianzas, con especial protagonismo de las comunidades y emprendedores locales.
La base de la pirámide ofrece sin duda una oportunidad estratégica para nuestras empresas y organizaciones para internacionalizarse de una manera diferente, más innovadora, y para introducirse en nuevos mercados (emergentes y en desarrollo) de características singulares, que de otra manera tal vez nos son inaccesibles.
Se abre una interesante ventana de oportunidad que Innobasque va a desarrollar a través de su Programa de Internacionalización de Base de la Pirámide, en el marco de la Dinámica del Cuarto Sector. Para ello, la Agencia Vasca de Innovación publica un diagnóstico externo sobre el potencial de innovación y las capacidades presentes y futuras que presenta la economía vasca para abordar proyectos empresariales en la base de la pirámide: La Base de la Pirámide bajo el prisma de Euskadi. Una guía imprescindible para profundizar en las economías emergentes desde la cooperación, disponible en www.innobasque.com.
Paul Ortega es director de Programas de Internacionalización de Innobasque.
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