"Los albinos ya no somos una segunda categoría social"
Tres semanas después de las elecciones de octubre en Tanzania, el primer parlamentario albino electo, Salum Khalfan Barwani, denunciaba que un grupo desconocido de unos cinco hombres estaba controlando sus movimientos. La situación no ha cambiado y teme por su vida. La policíadesconoce si el seguimiento obedece a razones políticas o tiene vinculación con las bandas de criminales que atacan a personas albinas para comerciar con partes de sus cuerpos con las que confeccionar pócimas en la creencia de que su ingestión atrae riqueza y suerte en los negocios. Tras el asesinato de unos sesenta albinos en 2008, el Gobierno tanzano suspendió licencias de curanderos y la policía puso entre sus prioridades el desmantelamiento de las bandas. Este año no se ha registrado ningún asesinato, pero la denuncia de Khalfan Barwani sirve de recordatorio de que la amenaza a los albinos, que se ha extendido a Kenia, Burundi y República Democrática del Congo, continúa.
"En la escuela nos llamaban espíritus, fantasmas, nos hacían llorar"
"No sé si los que me siguen tienen objetivo político o no, pero no soy el único parlamentario de la oposición elegido", decía por teléfono Khalfan Barwani, de 50 años, que tiene su casa vigilada por la policía y que asegura no sentir miedo: "Procuro estar siempre rodeado de gente o con mi familia". La situación de supuesto peligro no ha mermado el entusiasmo del político tras ser elegido: "Estoy bien, sigo muy contento. Durante mucho tiempo ha habido división, se nos ha marginado y ahora por primera vez ya no pertenecemos a una segunda categoría social, empezamos a formar parte de la sociedad". Khalfan Barwani, agricultor con un pequeño negocio, con mujer e hija, se ha puesto como meta luchar por mejorar la educación entre los niños albinos. "Los padres deben concienciarse para llevarlos a las escuelas y el Gobierno tiene que ayudar con ello y con planes para acceso a trabajo y a programas de sanidad pública". Las personas con albinismo suelen tener problemas de visión y los niños en la escuela sufren doble marginación, por el color de su piel pero también por no poder ver bien la pizarra y tener dificultad para seguir los estudios. "En la escuela nos llamaban espíritus, fantasmas, nos hacían llorar", recuerda el parlamentario, que logró finalizar estudios secundarios. "Ir a la universidad era muy difícil para nosotros en aquellos tiempos". Los albinos en Tanzania también demandan planes de información para la población albina para evitar su principal causa de muerte: el cáncer de piel. La exposición al sol sin protección les provoca ulceraciones y la muerte por cáncer temprana.
La elección de Khalfan Barwani ha sido causa de alegría entre las organizaciones de albinos del país. Samuel Mluge, que ha luchado durante años contra la discriminación, cree que es un punto de no retorno, "el cambio de estereotipos, nuestra aceptación como miembros de la sociedad". Mluge ensalza el papel del Gobierno de Jakaya Kikwete que designó en 2008 a la primera parlamentaria albina, Al Shaymaa Kwegyr para lidiar con los problemas de la comunidad y el cambio de actitud de la policía, que en los últimos dos años ha detenido a más de cien personas relacionadas con asesinatos y mutilaciones de personas con esta condición genética.
Hay más albinos en África que en cualquier otra parte del mundo. Si en Europa la ratio de albinismo es de uno por cada 17.000 personas, en África asciende a uno entre 2.000 o 5.000 habitantes, dependiendo del país.
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