Oposición de baja intensidad

Los primeros pasos del nuevo Gobierno catalán han cogido con la guardia bajada al Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC). Las vacaciones navideñas y la necesaria reorganización del grupo parlamentario socialista tras la derrota del 28-N han coincidido en el tiempo con las primeras decisiones de Artur Mas sin que los socialistas hayan logrado articular un discurso de oposición, sobre todo después de facilitar en el último momento la investidura del presidente. La semana está a punto de terminar sin que, por ejemplo, desde las filas socialistas haya habido una respuesta clara a las acusaciones que les han caído encima de haber dejado el déficit de la Generalitat dos o tres veces por encima de lo anunciado. Y eso que el ex consejero Antoni Castells elaboró un detallado informe sobre la situación financiera antes de dejar el cargo.

Hasta el momento los socialistas han diseñado una estrategia de oposición de baja intensidad. No es que se planteen dar los habituales 100 días de gracia al nuevo Gobierno, pero sí quieren ver hasta qué punto el Ejecutivo de Artur Mas tiende la mano al PSC para afrontar las grandes reformas. Fuentes del Grupo Socialista explican que lo prioritario ahora es ver cómo articula el Gobierno su discurso, pues le auguran dificultades de cohesión al contar con tantos independientes en su seno. En la vigilancia mutua a la que necesariamente se someterán el PSC y Convergència i Unió (CiU) también cuenta el hecho de que áreas troncales, como Economía o Empresa, estén en manos de académicos poco dados a la dinámica parlamentaria. El PSC no ha estudiado todavía cómo hará oposición a estos consejeros.

Pero también tienen otros problemas que resolver. Por ahora, el Grupo Socialista todavía no ha distribuido las responsabilidades entre sus 28 miembros, con lo que en la práctica Joaquim Nadal y Miquel Iceta han tenido que asumir casi toda la labor de comunicación.El PSC espera salir del letargo la próxima semana. El cambio de tercio esperan visualizarlo el miércoles día 12, cuando el jefe de filas socialista, Joaquim Nadal, reunirá a todo su grupo parlamentario en Món Sant Benet (Bages). El escenario no es baladí. Con Montilla como jefe de filas, los socialistas catalanes solían reunirse una o dos veces al año en un hotel del Montseny para fijar la estrategia y ahora se ha optado por intentar marcar un punto y aparte con el cambio de emplazamiento.

Los socialistas esperan que la reunión sirva para definir una estrategia de oposición. Fuentes de la dirección opinan que habrá que poner dos o tres medidas encima de la mesa para ver si realmente el Gobierno de CiU tiene ganas de consensuar sus grandes políticas con el PSC. Las primeras podrían ser intentar establecer una fecha para la cumbre política contra la crisis económica que Artur Mas prometió durante su discurso de investidura. También intentarán ver si el Gobierno reactiva el Pacto Estratégico para la Competitividad.

Asimismo será el momento de distribuir los papeles. Se da por hecho que la fiscalización de la política económica del Gobierno quedará en manos de la diputada Rocío Martínez Sampere y que Bienestar y Familia recaerá en Eva Granados. Jaume Collboni se ocupará de Trabajo.

Hasta ahora la labor de oposición se ha limitado a destacar los primeros incumplimientos de Artur Mas en una página web (www.elsmillors.cat) que recoge recortes de periódicos y algunas aportaciones propias del grupo parlamentario. En el marco interno, el grupo parlamentario ha creado un núcleo de dirección más restringido que en la anterior legislatura. De la quincena de diputados que formaban el grupo se ha pasado a ocho, una medida que no ha gustado a todos. En el ala más catalanista del partido hay quien opina que se ha intentado marginar a este sector. Con todo, forman parte del núcleo Joaquim Nadal (presidente de grupo), Miquel Iceta (portavoz), Laia Bonet (portavoz adjunta) y los miembros de la mesa Higini Clotas y Montserrat Tura, además de los diputados Jaume Collboni, Rocío Martínez y Eva Granados.