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Mas tantea al PSC y a ERC para no forzar un pacto solo con el PP

CiU negocia ceder protagonismo a los socialistas en áreas concretas

Frustrada ayer su investidura en primera vuelta, el líder de Convergència i Unió (CiU), Artur Mas, ya se ha puesto en marcha para conseguir las abstenciones necesarias para ser nombrado presidente de la Generalitat mañana en segunda votación. Mas, que mantiene su proyecto de dotar a Cataluña de un sistema fiscal similar al concierto económico, solo logró los apoyos de los 62 diputados de CiU y se quedó a seis de la mayoría absoluta. Los 73 diputados restantes votaron en contra. Para la segunda vuelta de mañana le basta la abstención de uno de los dos grandes grupos, socialista o popular. CiU cree que hoy por hoy el acuerdo con el PP es imposible porque no va a renunciar a su agenda soberanista, de manera que Mas está intentando encontrar el apoyo del PSC y ERC.

Los socialistas esperan que el líder de CiU se entreviste hoy con Nadal
La izquierda desconfía y teme que CiU haya pactado con el PP

CiU no deja de repetir que sería una "irresponsabilidad" impedir que Mas, claro vencedor de las elecciones, viera bloqueado su acceso a la presidencia de la Generalitat. El candidato ha guardado en el cajón cualquier crítica del pasado y se ha lanzado a cortejar a socialistas y republicanos. Su mano derecha en el partido, Felip Puig, llegó a calificar ayer al PSC, en declaraciones a Catalunya Ràdio, de "socio preferente" de los nacionalistas. Mientras, en el pleno, Mas reivindicaba la figura del presidente José Montilla y se comprometía a explorar la posibilidad de encargarle alguna representación en el futuro.

Ayer se celebraron ya las primeras reuniones. Puig, número dos de Convergència, empezó a negociar con Joaquim Nadal, actual jefe de las filas socialistas, y con el PP. Seguramente, hoy mismo ampliará esas conversaciones a ERC, descolgada hasta ahora y muy debilitada al pasar a ser la quinta fuerza. CiU considera que los socialistas deben ser socios preferentes por tres razones: porque es la segunda fuerza del Parlament, porque es la primera del Gobierno saliente y porque gobierna en España. En principio, CiU quiere cederles protagonismo en áreas como infraestructuras y educación. CiU recuerda que en el pasado ya aprobó con el PSC temas cruciales, como la Ley de Educación, y quiere llegar a un consenso para aprobar la futura ley electoral, para la que se necesiten los dos tercios de la Cámara.

Los socialistas, que sopesan incluso votar a favor, no le piden nada en concreto más allá de que Mas explicite qué pactos quieren hacer. Esperan incluso que el propio Mas se entreviste hoy con Nadal. Dan por descontado el acuerdo con el PP y le recuerdan a Mas que sin el PSC no hay consenso para llevar adelante los grandes asuntos de la legislatura.

El PP, mientras, se resiste a abstenerse porque, pese a comulgar con el programa económico de Mas, rechaza de plano su agenda soberanista por considerar que es inasumible el pacto fiscal y la etapa de "transición nacional" que propugna Mas.

CiU cedió a la reivindicación de Alicia Sánchez-Camacho, presidenta del PP catalán, de ocupar la parte central del hemiciclo y le concedió la primera secretaría para patentizar que es la tercera fuerza política de la Cámara. Pese a ello, las dos fuerzas sostienen que ese acuerdo no es determinante.El presidente del PP, Mariano Rajoy, dijo en una visita reciente a Barcelona, para celebrar con el PP catalán los resultados electorales, cuando se le planteó si se abstendría, que el PP estaba "para construir". En 1999, el PP votó a favor del nombramiento de Pujol por orden de José María Aznar.

Mientras las negociaciones avanzan, Artur Mas está acabando de cerrar el organigrama de su Gobierno. En principio, la toma de posesión está prevista para el lunes 27 y el miércoles tomarían posesión los nuevos consejeros. De momento, solo han aparecido dos nombres de su confianza que ayudarán desde fuera a su Ejecutivo: Salvador Alemany, para respaldar el área económica, y Miquel Vilardell, la sanitaria.

Pero para cuadrar el Gobierno debe reorganizar antes la estructura del partido. Y aquí puede haber algunos desajustes. En este marco, Felip Puig, hombre fogueado en todos los frentes, admitió ayer que se ha planteado dejar la política. "No he dicho nunca que no a Artur Mas ni al presidente (Jordi) Pujol, a pesar de que, llevando ya 22 años de política activa y habiendo ejercido en su momento de ingeniero, no niego que hay momentos en que uno se plantea si no ha llegado el momento de abrir un nuevo ciclo", reveló. Fuentes próximas a Puig restaron trascendencia a estas palabras porque no es la primera vez que lo dice y las desvincularon del momento actual que vive CiU.

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