Rubalcaba y Gómez firman la paz en la puesta de largo de Lissavetzky
La deuda de Alberto Ruiz-Gallardón es el trampolín en el que Jaime Lissavetzky intentará impulsarse para asaltar la alcaldía de Madrid. El secretario de Estado para el Deporte se presentó ayer como candidato del PSM para las elecciones municipales (mayo de 2011) y centró su discurso en la asfixia económica del Ayuntamiento, con una deuda de 7.145 millones de euros y dificultades para pagar a proveedores, grandes y pequeños, que llevan varios meses sin cobrar, y para sostener funciones básicas del Ayuntamiento como el servicio de limpieza.
Lo respaldaron en el mitin el vicepresidente del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el candidato socialista a la Comunidad, Tomás Gómez, que aprovecharon para escenificar su armonía (Gómez luchará por las autonómicas tras imponerse en las primarias del partido a la candidata de la dirección del PSOE, la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez) y para mostrar su discurso particular: Pérez Rubalcaba hizo pedagogía de la crisis, explicando las razones de las reformas económicas del Gobierno central; Gómez lanzó una diatriba contra el neoliberalismo.
"Lo peor de la limpieza está por llegar", dijo el candidato socialista
El acto marca el inicio de la complicada carrera de Lissavetzky hacia la alcaldía de la capital. En las elecciones del año 2007 el actual regidor, Alberto Ruiz-Gallardón, logró una mayoría absoluta holgada (55,7% de los votos). Según una encuesta realizada el pasado mes de mayo por Metroscopia para EL PAÍS, el alcalde revalidaría la mayoría en los próximos comicios, con un 53,4% de los votos.El salón de actos de un hotel de la capital se llenó con más de 600 militantes socialistas para la puesta de largo de Jaime Lissavetzky. El candidato tomó la palabra después de la portavoz del PSM en la Asamblea de Madrid, Maru Menéndez, y comenzó su ataque a Gallardón. Queda lejos su romance olímpico con el alcalde, cuando apoyaba la "brillante candidatura" de Madrid a los Juegos de 2016, que al final se frustró. Ahora es el rival a batir y toca trazar su figura con carbón.
Lissavetzky señaló una y otra vez su "pésima gestión", lo acusó de "hipotecar el futuro de Madrid para muchos años", de abandonar los servicios sociales y de impedir que la ciudad sea un lugar de "bienestar". No olvidó el engorro más visible de Gallardón, los impagos a las empresas que limpian la capital. "Lo peor de la limpieza está por llegar", previó el socialista. "Lo pagarán los trabajadores con despidos o los proveedores dejando de cobrar".
La campaña del PSM para la alcaldía todavía está cruda. Lissavetzky sigue a cargo de la Secretaría de Estado para el Deporte y se limita por el momento a escuchar la opinión de quienes conocen bien los distintos sectores de la ciudad. "Está oyendo la música para luego ponerse a escribir", comentaba ayer un miembro de su equipo.
Con su maquinaria de campaña y su programa político en formación, Lissavetzky da sus primeros pasos atacando el flanco débil de Gallardón. Además de la crítica marcada del roto económico generado por el alcalde (Madrid es el Ayuntamiento con la mayor deuda de España, 7.145 millones de euros), el candidato del PSM dedicó tiempo a presentar a Gallardón como un dirigente soberbio y distanciado de la realidad.
Atribuyó las quejas del alcalde por el veto del Ejecutivo central a un mayor endeudamiento de Madrid a un "ejercicio de escapismo". Según Lissavetzky, Gallardón se ha convertido en un político "enfurruñado y victimista" que vive "en una realidad virtual".
Entre los militantes del PSM que asistieron al acto había cierto optimismo sobre las posibilidades de los socialistas de desbancar al PP de la alcaldía de Madrid, animados, quizás, por la energía que desplegaron en el estrado el vicepresidente Rubalcaba y el secretario general del PSM, Tomás Gómez.
Rubalcaba comenzó su discurso mostrando su apoyo a Gómez, que en octubre venció en las primarias del partido para las elecciones autonómicas a la favorita de la dirección del PSOE, Trinidad Jiménez. "Sé que Tomás va a dar la cara por ser presidente de la Comunidad, y yo con él", dijo el vicepresidente, que dedicó la mayor parte de su intervención a defender las reformas económicas del Gobierno.
Gómez también escenificó su unión con Rubalcaba y pasó rápidamente a reflexionar sobre la necesidad de resguardar el Estado de bienestar frente al "modelo neoliberal". Según el candidato regional del PSM, "en Madrid se va a librar una batalla ideológica".
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