El fin de la renta antigua amenaza tiendas históricas de Ciutat Vella
La liberalización de los alquileres pone en jaque a comercios como El Indio, Casa Llobet y la cerería Subirà
El Indio abrió en 1870 en la calle del Carme de Barcelona. Su actual gerente, Víctor Riera, ya está echando la cuenta atrás de los días que le quedan para cerrar. El alquiler del local es de renta antigua, un tipo de contrato que quedará extinguido en 2014 con el fin de la moratoria de Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU). En esa misma situación hay 5.500 comercios más en Cataluña, según un estudio de la Generalitat.
"El 30% de los comercios barceloneses están afectados por el fin de los contratos", explica el vicepresidente de la Fundació Barcelona Comerç, Salvador Albuixech. Algunos son centenarios y la mayoría se concentran en el casco antiguo de la ciudad. Gracias a la moratoria de la LAU, miles de comerciantes pagan actualmente por el alquiler de sus locales el precio de hace décadas actualizado por las variaciones del IPC. La media de la renta antigua de comercios está por debajo de los 600 euros, según el estudio de la Generalitat.
"Si ya vamos ahogados ahora, imagínate si nos suben el alquiler. Es imposible que podamos continuar", se queja Riera, que ha vivido 50 años detrás del mostrador de El Indio, especializado en metraje y telas clásicas. La presión de los grandes almacenes y marcas y la del turismo ha sido la puntilla para muchos negocios con solera. En La Rambla, son contados los negocios antiguos que resisten al monocultivo de los souvenirs. Uno de los pocos es la tienda y editorial musical Casa Llobet, justo frente a Canaletes, con su escaparate nutrido de ukeleles, xilófonos, guitarras y banjos. La abrió el abuelo del actual gerente, Lluís Castelló i Llobet, en 1900. Al principio vendían solo partituras, pero como los turistas les pedían castañuelas y guitarras españolas empezaron a vender instrumentos. Hoy supone el 70% de las ventas. El cristal de la puerta de entrada conserva un grabado modernista con el dibujo de Terpsícore, la musa griega de la música. "Supongo que de aquí poco en el escaparate habrá camisetas del Barça. No podremos sobrevivir si nos suben mucho el alquiler", comenta Lluís Castelló, en tono resignado.
Desde su página web, el Departamento de Comercio de la Generalitat recomienda a los comerciantes que renegocien el contrato antes de que llegue 2014. Además, da consejos a los arrendatarios y explica paso a paso la ley. "Los artesanos, al no fabricar en serie, tenemos un margen de beneficio relativo, no podemos permitirnos pagar los precios que pagan Zara y Desigual", explica Josep Maria Roig, tercera generación de la familia que regenta la pastelería La Colmena, en la plaza del Àngel. Como en los otros casos, el contrato que heredó de su padre expira, por mandato de la ley de arrendamientos, el 31 de diciembre de 2014 y, a partir de entonces, el propietario marcará el precio. "Con alquileres elevados, las tiendas artesanales que forman parte de la tradición del país se perderán", explica.
En la Baixada de la Llibreteria está la cerería Subirà, que presume de ocupar el local más antiguo de Barcelona. La familia Subirà, que lleva desde 1761 elaborando velas, se instaló en 1902 en los bajos del local. Dos estatuas con farolas presiden el amplio establecimiento, donde el tiempo parece haberse detenido. "El local pertenece al Ayuntamiento y no sabemos qué sucederá en 2014", explica Pilar Subirà.
Otro resistente al paso del tiempo es el El Rey de la Magia, en la calle de la Princesa, que abrió en 1881. "No quiero decir lo que pago porque es muy, muy poco", admite María Rosa Llop, que regenta la tienda desde 1981. El precio de mercado de los locales de esa calle es de 8.000 euros al mes. La propietaria confía en poder negociar la renta porque es un negocio histórico. Y porque sale en todas las guías.
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