Una basílica a medio gas
Desde ayer a mediodía la Sagrada Familia es una basílica para el culto religioso, pero, de momento, lo que se mantendrá es el culto artístico. Las visitas turísticas seguirán como hasta ahora -hoy abrirá puertas aunque ayer no podían comprarse entradas adelantadas- y desde el arzobispado de Barcelona no se ha informado todavía de cuál será el funcionamiento futuro del templo.
Fuentes de la diócesis de Barcelona señalaron que el consejo pastoral aún no se ha reunido para decidir cómo se organizará el culto diario en el templo, ya que, de momento, han estado ocupados en los preparativos de la visita del Papa. De todas formas, desde la junta constructora del templo confían en que la misa que hasta ahora se celebraba en la cripta -y que ayer por la tarde tuvo mucha afluencia- se trasladará a la capilla central del ábside. Este espacio tiene capacidad para 50 personas en el interior y 600 en los laterales.
La nave central se reserva para las grandes ocasiones y en principio se colocarán solo dos o tres filas de bancos frente al altar. Está por ver si desde el obispado se decide finalmente celebrar jornadas de puertas abiertas para los ciudadanos de Barcelona o si este mismo año habrá misa del gallo u otra celebración navideña con acceso libre.
Las obras seguirán. Estos próximos años se concentrarán en la parte superior de la nave, donde se irán levantando las cinco torres centrales, las cuatro dedicadas a los evangelistas y la gran aguja dedicada a Jesús, que alcanzará los 170 metros.
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