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Londres y París abren un nuevo capítulo en la Europa de la Defensa

Los dos países compartirán investigación nuclear y crearán una fuerza conjunta

David Cameron y Nicolas Sarkozy firmaron ayer un nuevo tratado de seguridad y defensa entre Reino Unido y Francia y un primer tratado de colaboración para compartir gastos y esfuerzos en sus programas de disuasión nuclear, aunque ambos sistemas seguirán siendo independientes el uno del otro. Los espejos, los frescos y la purpurina de Lancaster House dieron abolengo a una ceremonia en la que el primer ministro y el presidente se hicieron acompañar de los pesos pesados de sus respectivos Gobiernos para darle más realce.

Entre alusiones a la historia y cánticos a unos acuerdos "sin precedentes", Cameron y Sarkozy parecía que intentaban así elevar el rango de unos acuerdos que en realidad reflejan, por encima de todo, un desesperado esfuerzo de dos viejos Estados-nación por mantener un nivel de gasto militar que ya no pueden afrontar cada uno en solitario y conservar un poderío militar que se desvanece.

La exigencia de ahorrar costes impulsa la nueva colaboración

En una breve rueda de prensa tras el acto de la firma, tanto Cameron como Sarkozy trataron de despejar las dos grandes dudas que el acuerdo plantea a los medios de ambos países: qué ocurriría si uno de los dos socios quiere participar en un conflicto que no afecta o que es rechazado por la otra parte y hasta qué punto hay o no cesión de soberanía. "Hemos trabajado juntos en Afganistán, en los Balcanes, en Oriente Próximo, pero al final solo habrá operaciones en las que haya antes un acuerdo político", subrayó Cameron, dejando claro sin decirlo que si hubiera un nuevo Irak, cada cual actuaría por su lado. Y enfatizó: "Pero no solo aumentamos nuestra capacidad conjunta, sino nuestra propia capacidad individual".

Sarkozy negó la posibilidad de que pueda haber un conflicto que solo afecte a una de las partes, como algunos creen que ocurriría si se repitiera una guerra como la de las Malvinas. "¿Pero puede de verdad alguien imaginarse que si nuestros amigos ingleses se enfrentan a una crisis tan importante que les obliga a utilizar un portaaviones, Francia se lavaría las manos y se quedaría al margen pensando que no le afecta? Es importante comprender una cosa: hay cosas que nos diferencian, pero nuestros valores son los mismos, siempre he buscado en mi vida política un acercamiento entre Londres y París", dijo con aires de ofendido. "Eso no quiere decir que al final cada país tomara sus decisiones de manera soberana", añadió, "pero soberanía no quiere decir aislamiento: cuando uno está aislado no es soberano, es frágil".

A pesar de la grandilocuencia de las declaraciones, tanto el nuevo tratado en materia de seguridad y defensa como el programa de disuasión nuclear son consecuencia sobre todo de la falta de fondos públicos que permitan respaldar materialmente las ambiciones militares de ambos países. De hecho, el aspecto más político del acuerdo, la creación de un Fuerza Expedicionaria Combinada Conjunta, se ha quedado algo aguado al confirmarse que ni es una brigada conjunta ni tendrá carácter permanente: será una fuerza combinada que estará operativa si así se requiere a nivel bilateral, de la OTAN, de la Unión Europea, de Naciones Unidas o por otras operaciones.

El objetivo último del acuerdo es compartir gastos. Y eso se conseguirá haciendo operativos para las flotas aéreas de ambos países el único portaaviones que con el tiempo serán capaces de mantener cada uno de ellos, desarrollando un plan de apoyo común a las futuras flotas del avión de transporte A400M, estableciendo un grupo bilateral de uso conjunto para el entrenamiento en el uso del A400M, mediante el desarrollo conjunto de tecnologías y sistemas submarinos, al igual que en terrenos como equipamientos contra minas marítimas, satélites de comunicaciones, aviones cisterna, sistemas aéreos sin tripulación humana y otros elementos de investigación tecnológica.

La cooperación en los programas de disuasión nuclear tiene también un componente fundamentalmente económico porque franceses y británicos seguirán teniendo cada uno su propio sistema independiente. Descartada la posibilidad de comprar de forma conjunta un mismo sistema, el acuerdo firmado ayer significa la creación de un centro de desarrollo tecnológico conjunto en Aldermaston (Reino Unido) y unas instalaciones conjuntas en Valduc (Francia) en las que se permitirá poner a prueba nuevo material sin tener que provocar una explosión nuclear.

Entre los acuerdos de la cumbre franco-británica que han acompañado la firma de estos tratados, ambos Gobiernos han firmado también un acuerdo sobre inmigración con especial énfasis en combatir la inmigración ilegal.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy (izquierda), y el primer ministro británico, David Cameron, bromean tras firmar el tratado, ayer en Londres.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy (izquierda), y el primer ministro británico, David Cameron, bromean tras firmar el tratado, ayer en Londres.AFP

Las claves del nuevo tratado

- Portaaviones. El acuerdo sellado por París y Londres prevé la compatibilización del portaaviones francés Charles de Gaulle y de otro británico en construcción con las características de las respectivas fuerzas aéreas. Los navíos podrán así llevar aviones de combate del país aliado y los Gobiernos se garantizarán tener siempre en el mar al menos un buque con sus aviones.

- Armas nucleares. Francia y Reino Unido también pactaron la puesta en común de laboratorios para el desarrollo de cabezas nucleares y centros para la simulación de explosiones.

- Una fuerza combinada. Londres y París han decidido también desarrollar una fuerza combinada del tamaño de una brigada, con alrededor de 9.000 soldados y dotada de apoyo aéreo y naval, desplegable para acciones de la OTAN, de la UE, de la ONU o bilaterales.

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