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Los planes urbanísticos de Madrid y Alcorcón colisionan en la A-5

Gallardón se opone al proyecto de urbanizar el norte del municipio vecino- La capital cree que no hay infraestructura para asumir el aumento de población que supone el Plan Distrito Norte sumado a su propia Operación Campamento

Juan Diego Quesada

Muchos románticos llevan tiempo poniéndose calzado cómodo y llenando las cantimploras los fines de semana para dar largos paseos por una zona de pinares y encinas que pronto será hormigón y asfalto. Lo hacen por la tarde para aprovechar la majestuosidad que el atardecer proporciona a las vistas de la sierra de Guadarrama.

Los ecologistas, sin embargo, no han sido los únicos opositores que le han salido al Ayuntamiento de Alcorcón (168.000 habitantes) en su plan de urbanizar el norte del municipio, que es lo único que queda virgen. También está en contra Alberto Ruiz-Gallardón, el alcalde de la capital, quien cree que este desarrollo -60.000 nuevos habitantes que se duchan por las mañanas, desayunan y cogen el coche para ir a trabajar- colapsará la circulación de la autovía de Extremadura (A-5), una de las principales vías de acceso a la ciudad.

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El problema de fondo es que el Ayuntamiento de Madrid, a unos pocos kilómetros de distancia, tiene un plan parecido. Su intención es convertir unos viejos cuarteles militares en más de 22.000 viviendas, una idea -llamada Operación Campamento- que lleva en punto muerto desde hace 20 años pero que ha recibido recientemente un nuevo impulso administrativo. En realidad supone otra carga de decenas de miles de ciudadanos a un lugar ya de por sí atascado habitualmente. El caso es que los intereses de Alcorcón y de Madrid han colisionado, uno por el norte y otro por el sur. Y es nada menos que el futuro urbanístico de ambas ciudades lo que está en juego.El desarrollo de Alcorcón, llamado Distrito Norte, es un megaproyecto de 12 millones de metros cuadrados de suelo donde se van a construir unas 23.000 viviendas. Con eso bastaría para satisfacer las listas de espera municipal de vivienda pública. Aquí irá también la nueva ciudad deportiva del Atlético de Madrid y un parque tecnológico que generará, siendo optimistas, 50.000 empleos, según fuentes municipales. Madrid cree que no hay infraestructura suficiente para soportar un crecimiento tan grande (incluyendo el suyo propio) y está intentando poner trabas a un proyecto cuyo plan parcial ha sido aprobado inicialmente y está a la espera de los informes sectoriales del Canal de Isabel II, la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Fomento, entre otros.

La capital ha lanzado varios mensajes de advertencia. Ya en 2009, la concejal de Urbanismo, Pilar Martínez, cuando se aprobó el plan parcial y el convenio urbanístico con el Ministerio de Defensa, dijo que Alcorcón vulneraba "el principio de suficiencia de ordenación urbana". Alegaba que la obra produciría un incremento del 46% del parque de viviendas. El Ayuntamiento interpuso un recurso contencioso-administrativo contra el Distrito Norte de Alcorcón y cree que el modelo seguido ha sido el erróneo. Según Urbanismo, Campamento estaba previsto desde que fue aprobado el Plan General de Madrid en 1997, pero no ha sido posible llevarlo a cabo hasta que no se han solucionado los problemas de infraestructura y movilidad en el lugar. Estas mismas fuentes señalan que el proyecto de Enrique Cascallana, el alcalde socialista de Alcorcón, duplica el número de habitantes del suyo propio pero que no tiene apenas transporte público. Abogan porque se solucionen estos problemas antes de que se comiencen las obras.

El asunto ha sacado de sus casillas a Cascallana. El alcalde se molestó mucho con la intromisión de Gallardón y le advirtió a este de que no puede darle lecciones. Propuso incluso que se sentaran para comparar cuál de los dos proyectos tenía mejores niveles de edificabilidad y alternativas de transporte. "Yo podría calificar el eje de la Castellana o Valdebernardo", dijo el pasado 19 de octubre, "pero desde luego el Ayuntamiento de Madrid no nos va a dar lecciones de sostenibilidad y tampoco va a decidir qué hace Alcorcón". A su entender, Gallardón hace una política victimista y afirmó que Distrito Norte es un proyecto "aprobado y es el más sostenible de la Comunidad de Madrid". Para no colapsar la A-5, Cascallana quiere soterrar la línea de tren ligero y conectar la línea C-5 de Cercanías y la línea 10 de metro.

El ambicioso plan de Cascallana supone urbanizar la mitad del territorio de Alcorcón, que por ahora es solo campo. Con esto se colma el suelo, pues ya no hay más por donde crecer. En Internet se ha creado la plataforma Stop Distrito Norte, formada por un grupo de ecologistas que denuncian que el municipio olvidará para siempre su entorno rural y "la naturaleza quedará totalmente sometida a los designios humanos", tal y como explican en un blog. Cada cierto tiempo organizan excursiones en defensa de este hábitat plagado de retamares, estepas..., lo que consideran "un lugar único en el planeta".

"Sí, pero nosotros tenemos la competencia de decidir el futuro de la ciudad", interviene la concejal de Urbanismo de Alcorcón, Natalia de Andrés (PSOE). "Y eso nos lleva a tener que solucionar los problemas de los ciudadanos, que ahora son el del empleo y el de la vivienda. Distrito Norte ayuda a conseguir las dos cosas".

Vista aérea de la Venta La Rubia (a la izquierda de la A-5, que cruza la imagen en diagonal), donde está previsto el Plan Distrito Norte de Alcorcón.
Vista aérea de la Venta La Rubia (a la izquierda de la A-5, que cruza la imagen en diagonal), donde está previsto el Plan Distrito Norte de Alcorcón.ALBERTO FERRERAS

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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