¿De qué se preocupan los hombres?
Que los hombres se cuidan cada vez más en nuestro país es una verdad que demuestran las cifras de un negocio que, según el estudio Health and Beauty 2007, mueve en España la nada despreciable cifra de 7.500 millones de euros al año. Lo que sirve para explicar que, si sumamos el afeitado, el cuidado facial y el del pelo, cada hombre pase ante el espejo 22 minutos al día, (Estudio de Cosmética y Cuidado personal Men's Health 2008). Además, y atendiendo a la media europea, ya superamos a franceses e ingleses en la compra de productos cosméticos consumidos (según datos del Estudio Top Market Intelligence 2008).
Ese interés por la imagen también ha dado como resultado que cada vez sean más los que deciden probar suerte en clínicas y centros de estética, más allá de depilaciones temporales o limpiezas de cutis. El público masculino alcanza el 30% frente al femenino en tratamientos para adelgazar y otras técnicas que no requieren cirugía. Un escollo que se atreven a sortear cuando se trata del pelo. En este terrero, el autoinjerto, nada barato pero muy eficaz, es lo último frente a tratamientos que no ofrecen resultados en casos de calvicies severas.
En cuanto al uso de productos de tratamiento, el hombre demanda cada vez más información y es más exigente. Se percibe un interés creciente por tratamientos que incluyen tecnología con los últimos avances científicos encaminados a luchar contra la vejez, y también aumenta el consumo de productos de base natural, sin parabenes y procedentes de productos ecológicos. En el terreno de los perfumes, la crisis ha hecho que las grandes marcas apuesten por valores seguros: en ingredientes la madera (ciprés, cedro ) es la base de una nueva entrega de perfumes más seductores que nunca y en imagen los reclamos llegan de la mano de grandes e indiscutibles iconos de la masculinidad como Clive Owen para Bvlgari, Cayetano Rivera para Loewe o Matthew McConneghy, que repite con Dolce y Gabbana).
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