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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Cambios por explicar

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha llevado a cabo una remodelación sustancial de su Gabinete al parecer, no para cambiar sus políticas, sino para poder comunicarlas mejor. La presunción de que el fallo no está en lo que se hace -o en lo que se deja de hacer-, sino en cómo se explica es habitual en los Gobiernos o las entidades que son incapaces de reconocer sus errores, y prefieren achacar la falta de reconocimiento social a la ignorancia o la incapacidad de la ciudadanía.

Quizá sea esto último la razón del estupor que provoca contemplar cómo alguien que se manifiesta el 29 de septiembre contra la reforma laboral acepte el cargo de ministro el día 20 de octubre del mismo año para aplicar esa ley que 21 días antes le parecía merecedora de manifestación y huelga general.

Es posible que Rubalcaba (o incluso Jáuregui) puedan explicar el nombramiento de una ministra que al inicio de esta legislatura municipal (en las elecciones de 2007) fue candidata a la alcaldía de Córdoba por otro partido del que gobierna Andalucía (con ella de consejera desde 2009) y del que gobierna España (con ella como ministra desde el mismo 20 de octubre). Y eso cuando está vigente el pacto antitransfuguismo, que al parecer exige tolerancia cero con los tránsfugas.

Rubalcaba (e incluso Jáuregui) dirán que dejó la alcaldía; un ciudadano con un elemental sentido democrático replicaría que la petición de voto a la ciudadanía implica un compromiso con ella y con el partido para los cuatro años siguientes; como en la vida las cosas cambian, un político puede abandonar el partido en el que estaba (¡faltaría más!), pero la decencia democrática exigiría no utilizar los votos obtenidos gracias al mismo para hacer carrera personal.

Es verdad que esto, comparado con las hazañas de los Camps o los Matas, pueden parecer menudencias; pero, sin duda, son indicadores de la calidad democrática y de los valores morales y políticos de quienes nos gobiernan, pretendidamente en nombre de la izquierda.

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