Zapatero y las mujeres
En lo que respecta a la lucha de las mujeres por la igualdad, la crisis de Gobierno arroja dos paradojas duras como bofetones. 1) Que la primera degradación de un ministro en la era Zapatero se ha producido en la piel de una mujer, o mejor dicho de dos. Y 2) Que el presidente que inventó ese Ministerio como símbolo de la lucha por la igualdad, del ascenso del feminismo a la categoría de política de Estado y de la determinación para afrontar la gran asignatura pendiente y vergonzante de la sociedad española se ha acabado convirtiendo en su verdugo.
El Ministerio de Igualdad tiene sentido, se nos dijo en 2008, mientras haya desigualdad. Pero dado que hay nulas razones para concluir que esta ha desaparecido, solo cabe preguntarse cuál es la razón última de su aniquilación. El Congreso ha votado su eliminación, dijo lacónicamente Zapatero para justificar el fin de Vivienda e Igualdad. Argumento demasiado pobre si se tiene en cuenta el caso que ha hecho a la otra parte de la misma moción, la que apostaba por eliminar la Vicepresidencia Tercera del Gobierno, encabezada por Manuel Chaves. Y si de cumplir la voluntad del Congreso se trataba, ¿por qué no dar marcha atrás entonces en la congelación de las pensiones, tal y como han exigido mociones similares logradas por la oposición? El primer argumento, de pobre, es, pues, chusco.
Veamos el segundo: la austeridad.
Si costaba 100 millones de euros a los Presupuestos luchar por la igualdad desde un Ministerio, poco menos va a costar hacerlo desde una Secretaría de Estado. Crearlo apenas supuso dinero, pues unió partidas de institutos y programas ya existentes, como liquidarlo apenas ahorrará.
Y si los dos argumentos oficiales son endebles, urge entonces indagar en la verdadera razón que ha motivado su desaparición. El Ministerio fue mal recibido por sectores conservadores -de izquierda y derecha-, sobre todo masculinos, los mismos que siembran cada día zancadillas a las mujeres que avanzan y que ayer jaleaban las humillaciones de un alcalde del PP a la ministra Pajín.
Pero eso era previsible: si Zapatero lo convertía en símbolo de una política nueva hacia las mujeres en España, esos sectores lo iban a convertir en diana de su machismo. Y si Zapatero lo consideraba "imprescindible y absolutamente necesario", como declaró a EL PAÍS en 2008, y además colocaba al frente a una mujer joven de escasa experiencia, era obvio que le convenía mantenerse firme hasta el fin. Porque el resultado final es que el presidente ha regalado al enemigo el trofeo que anhelaba: no el ministerio, sino sus convicciones. Y al hacerlo, no solo le ha dado una nueva muesca en su haber. Es que esta vez parece haberle regalado hasta la razón.
ZAPATERO AL DIARIO EL PAÍS EN JUNIO DE 2008
- "Que un Ministerio de Igualdad sea el garante en el Consejo de Ministros de la aplicación de las leyes, el que tiene que supervisar, vigilar, estimular, promover que todo el armazón normativo y que las decisiones que hemos tomado sobre igualdad se hagan realidad, me parece imprescindible y absolutamente necesario".
ZAPATERO EN MARZO DE 2010
- "Después de tantas décadas, de siglos de desigualdad para las mujeres ¿no nos merecemos que haya un Ministerio de Igualdad durante mucho tiempo?". Se trata del "más austero de la historia, el más joven y el que siempre algunas voces han pedido que desaparezca". Aído "es una mujer valiente, que ha aguantado mucho y que ha sido atacada injustamente por defender la igualdad y el progreso".
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