La ecologista Silva evita dar su consigna de voto en Brasil
Marina Silva y el Partido Verde, que obtuvieron en la primera vuelta de las elecciones casi 20 millones de votos, han decidido mantener la neutralidad en la segunda vuelta de los comicios presidenciales y rechazado su apoyo explícito tanto a la candidata gubernamental, Dilma Rousseff, como al opositor José Serra.
La esperada decisión se adoptó anoche en una votación interna en São Paulo. 88 delegados votaron a favor de la neutralidad y solo 4 en contra. Los 20 millones de votos de Silva podrían decidir las elecciones del próximo día 31, de la misma forma que forzaron la celebración de la segunda vuelta.
La dirigente ecologista, de 52 años, es ya la promesa de una política alternativa para el futuro del país, basada en la economía sostenible y en una acción política que busca nuevos caminos. Silva, que era casi analfabeta a los 16 años y que acabó licenciándose en Historia, ha enviado una carta a los dos contendientes a suceder a Luiz Inácio Lula da Silva en la que les califica como "dos personas dignas, con orígenes en lo que hay de mejor en la política de Brasil". Para ella, sin embargo, ambos proponen "una visión conservadora y atrasada de la política".
Marina Silva, que se convirtió a la fe cristiana evangélica después de abandonar el catolicismo, hace también alusión en su carta a la "guerra de religión" entablada entre los candidatos y defiende el voto con valor religioso -que le dio millones de sufragios el pasado día 3- alegando que personajes como Martin Luther King o Nelson Mandela demostraron que se "puede hacer una política medioambiental basada en preceptos religiosos".
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