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El desempleo y el déficit comercial de EE UU agravan la anemia del dólar

El euro toca el máximo desde enero en plena escalada de la guerra de divisas - El mercado espera que la Reserva Federal inyecte liquidez en noviembre

Amanda Mars

Las millones de decisiones que se llaman mercado llevan semanas descontando que la Reserva Federal engordará la masa de dólares en circulación a partir de noviembre. Pero, ayer, esta expectativa se combinó con el mal dato de empleo y el déficit comercial estadounidense para agravar la anemia del billete verde frente a las grandes divisas. El dólar tocó su nivel más bajo en el año y cayó por debajo de los 81 yenes por primera vez desde 1995. Cristalizó el mínimo con el euro en nueve meses (la divisa europea superó los 1,41 dólares, el máximo desde enero, frente a los 1,3960 dólares en que acabó el miércoles). Y también el dólar australiano rozó la paridad y tocó su máximo en 28 años (0,9994 dólares americanos).

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En el baile cambiario se oye el rumor de la guerra de divisas. Mientras las economías asiáticas también han sacado su armamento para contener la apreciación de sus monedas -la última en mover ficha fue India ayer y Tailandia acaba de suprimir una exención fiscal del 15% para la inversión extranjera en bonos-, el Banco Central Europeo (BCE) mantiene grosso modo su discurso ortodoxo: retirar paulatinamente las medidas de estímulo.

La secuencia no esconde secretos: con unos tipos de interés al 0%-0,25% en Estados Unidos y del 1% en Europa, las masas de dinero caliente viajan de un lado al otro del charco en busca de rentabilidad. "El mensaje de una política monetaria más expansiva a partir de noviembre choca con el del BCE y el dinero encuentra en el euro una válvula de escape", explica Daniel Suárez, desde el departamento de mercados de Analistas Financieros Internacionales (AFI).

Todos los países reaccionan. Corea del Sur optó por mantener los tipos e India también intervino para frenar su moneda por primera vez en el año. Dio la nota discordante el Banco Central de Singapur que amplió la banda de cambio de su moneda y anunció que mantendría el actual ritmo de apreciación, lo que presionó a la baja al dólar.

El Fondo Monetario Internacional (FMI), al que varios países encabezados por Estados Unidos piden que asuma el papel de árbitro y frene la guerra de divisas, no tiene una estrategia firme. Y es difícil que cuente con ella para el próximo G-20 de noviembre en Seúl. Cualquier acuerdo contra los desequilibrios monetarios tendrá que ser multilateral.

Se trata de echar el freno a esta escalada de presión monetaria, de no hacerse la vida imposible de mercado a mercado, pero, claro, el problema está en quién se baja primero del tren.

Pero, además, los dueños del dinero conocieron ayer que las peticiones de subsidio por desempleo en EE UU durante la semana que concluyó el 9 de octubre alcanzaron las 462.000 solicitudes, lo que supone un inesperado aumento de 13.000 peticiones sobre la semana anterior. Y, además, el déficit en su comercio exterior de bienes y servicios aumentó un 8,8% en agosto y se situó en 46.300 millones de dólares, con un récord de importaciones chinas. Son datos que avalan la necesidad de políticas expansivas de la Reserva Federal y de un reajuste del cambio con el yuan chino.

"Los indicadores económicos de recuperación no son sólidos y el mensaje del BCE, aunque ambiguo, da la sensación de expectativas más sólidas", resume José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citigroup.

En plena carrera, el oro sigue batiendo récords. Ayer cerró en 1.373,25 dólares, con un avance de más de medio punto (0,56%), respecto a la jornada anterior. Otra válvula de escape para dinero ansioso de rentabilidad.

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Sobre la firma

Amanda Mars
Directora de CincoDías y subdirectora de información económica de El País. Ligada a El País desde 2006, empezó en la delegación de Barcelona y fue redactora y subjefa de la sección de Economía en Madrid, así como corresponsal en Nueva York y Washington (2015-2022). Antes, trabajó en La Gaceta de los Negocios y en la agencia Europa Press

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