El Instituto Cervantes detiene su expansión por la crisis

El Instituto Cervantes es uno de los organismos públicos menos ahogados por el recorte presupuestario (103 millones para 2010, un 0,6% menos que el año anterior), pero será uno de los más drásticos en exhibir decisiones de la época de vacas flacas: paraliza por completo la construcción de nuevas sedes.

El próximo año se abrirán dos centros que ya están en marcha -en Hamburgo (Alemania) y Cracovia (Polonia)- y otras dos aulas en Boston (Estados Unidos) y Dakar (Senegal). Y antes, la directora del Cervantes, Carmen Caffarel, anunció que se inaugurará el centro de Gibraltar, previsiblemente en diciembre. La fecha y la naturaleza de la ceremonia se decidirán durante la reunión del foro tripartito (España, Reino Unido, Gibraltar).

Ante el Patronato del Cervantes, presidido ayer por los Reyes en el palacio del Pardo, Caffarel se ufanó de otras cifras que ignoran la crisis: la demanda del español. En el pasado curso, las matrículas crecieron un 12%. "Muestran que la inversión en estudiar español y obtener títulos sirve para mejorar las expectativas laborales", dijo.

Una línea en la que se debe ahondar, a juicio del Rey. En su brindis ante los asistentes al patronato y los embajadores de América Latina -se ausentó el venezolano-, don Juan Carlos aseguró que el "gran reto" del idioma reside en introducir el español como asignatura obligatoria u optativa en el mayor número de sistemas educativos, algo que ha ocurrido en Brasil o Filipinas.

Sobre el patronato de ayer planeó la sombra de un patrono triunfal: Mario Vargas Llosa, miembro desde 1992, cuando se creó el Instituto Cervantes. "Hace ya mucho tiempo que el genio y la obra de este peruano universal merecían con creces este premio", afirmó el Rey en alusión al Nobel de Literatura.

Vargas Llosa se ausentó de la reunión de ayer a la que asistió por primera vez la escritora chilena Isabel Allende, tras su incorporación a este órgano.