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Esperando el 'efecto Ryanair'

Conocida por sus agresivas estrategias comerciales y de negociación, la aerolínea irlandesa Ryanair dio un golpe de efecto a principios de agosto pasado que aún sigue sin desenlace. La compañía low cost, dirigida por Michael O'Leary, convocó en un primer momento a los medios para explicar su nueva oferta en la capital vizcaína, pero anuló la cita horas después. Adujo entonces para ello "problemas de contrato", según un portavoz.

Todo es muy confuso. La firma no había mantenido entonces ningún contacto con el Gobierno, la Diputación de Vizcaya o la promotora pública del aeródromo, Bilbao Air. En paralelo, había asegurado al Gobierno de Cantabria, con el que mantiene un convenio a través de dos sociedades públicas, que solo operaría desde Loiu vuelos nacionales. El acuerdo tiene vigencia hasta 2012.

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Varios directivos del sector sugieren que tal vez la maniobra de Ryanair no responde solo a la necesidad de entrar a competir con Vueling y Easyjet en la capital vizcaína, sino que también podría buscar presionar a Cantabria para la renovación del convenio. "No suelen cortarse un pelo. Son durísimos", afirma uno de los citados altos cargos. El director de Marketing de la compañía, Luis Fernández, calificó a finales de septiembre de "inviable" en estos moemntos una de las reivindicaciones del Ejecutivo cántabro: que Santander se convierta en su base operativa del norte de España, informa Efe.

El precedente alavés

En Vitoria algo saben de las formas de la firma. La Diputación de Álava se enteró por la prensa de que la aerolínea irlandesa iba a dejar de volar desde Foronda.

Ryanair empezó a operar allí tras firmar en diciembre de 2005 un convenio con la Diputación, entonces regida por el PP, por el que cobraría un millón de euros. Durante 2006, el tráfico de pasajeros en Foronda se incrementó casi un 90%. En agosto de 2007, cuando el ente foral llevaba gastados más de 600.000 euros en el acuerdo, la compañía lo dio por roto. En octubre de ese año efectuó su último vuelo. En 2008, el tráfico de pasajeros se desplomó más del 60% en el aeródromo vitoriano.

Otro ejemplo de sus estrategias. En Cataluña, Ryanair desembarcó en el aeropuerto barcelonés El Prat en septiembre pasado y anunció que su permanencia en Reus y Girona dependía de recibir más ayudas. La Generalitat dijo que no pondría ni un euro más, pero a continuación secundó las quejas de la aerolínea sobre las tasas en los aeropuertos secundarios. Aena parece haberle concedido el deseo: según el proyecto de Presupuestos del Estado para 2011, volar desde Reus será un 40% más barato que desde El Prat.

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