Máxima tensión en Líbano por la visita de Ahmadineyad
El presidente iraní prevé visitar la zona lindante con Israel
El baño de multitudes que Mahmud Ahmadineyad espera recibir a partir de mañana en Líbano ha generado una nueva oleada de tensión dentro y fuera del país de los cedros. Mientras el partido-milicia Hezbolá se prepara para recibir con los brazos abiertos a su benefactor -el presidente iraní-, sus socios en el Gobierno de unidad, el bloque prooccidental, consideran la visita una provocación y una muestra más de la fortaleza de las alianzas chiíes en la zona. Al otro lado de la frontera sur de Líbano, en Israel, los movimientos del archienemigo iraní y sus encuentros con la también enemiga milicia chií se vigilan muy de cerca. El Gobierno de Benjamín Netanyahu ha desplegado en los últimos días una intensa actividad diplomática para tratar de impedir la visita y para advertir del peligro que, a su juicio, supone para la estabilidad regional.
El polémico viaje de Ahmadineyad se produce en un momento político muy delicado en Líbano. La espera del veredicto del tribunal internacional que investiga la muerte del primer ministro Rafik Hariri en 2005 mantiene al país en vilo. Las filtraciones acerca de la posible acusación a algún miembro de Hezbolá desataron una tormenta política que corre el riesgo de liquidar una paz interna cosida con alfileres. La milicia chií rechaza la legitimidad del tribunal y acusa a Israel de estar detrás del magnicidio, al tiempo que recaba apoyos para poner fin a la financiación libanesa del tribunal.
La Embajada de Estados Unidos ha pedido a sus ciudadanos en un comunicado que eviten las aglomeraciones, ante el temor de que se produzcan manifestaciones violentas durante estos días. Algunos medios locales han alertado de un incremento en la venta de armas a los ciudadanos, que se estarían preparando para un nuevo brote de violencia sectaria en el país.
Ahmadineyad tiene previsto aterrizar mañana en Beirut, donde participará en un acto organizado por Hezbolá, su aliado en el país, y en el que se espera también la intervención de Hasan Nasralá, el líder chií libanés. En los últimos años, Nasralá ha evitado aparecer en público -en septiembre de 2006, después de la segunda guerra de Líbano, se dirigió a una inmensa multitud en Beirut y apenas ha vuelto a reaparecer- y acostumbra a dirigirse a su audiencia a través de videoconferencia. Los medios libaneses especulaban en los últimos días sobre si esta vez el líder máximo hará o no acto de presencia.
En principio, y si no se producen cambios en el programa, el presidente iraní dedicará su segundo día de visita a viajar al sur de Líbano, al bastión de los grupos chiíes del país. Esta zona quedó devastada tras la última incursión israelí hace cuatro años y ha sido parcialmente reconstruida con dinero iraní. El pasado sábado Nasralá hizo referencia en un discurso televisado al apoyo iraní en vísperas de la visita de Ahmadineyad. "Nosotros no nos fiamos de la burocracia libanesa y los iraníes pagan en metálico", indicó. Occidente acusa a Irán de suministrar armas a Hezbolá, cuyo arsenal, según diversas estimaciones, podría alcanzar los 30.000 cohetes.
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