El canódromo pasa por el Macba
El patronato del museo gestionará provisionalmente el nuevo centro de arte, ya que la Generalitat no puede crear el consorcio
El nuevo Centro de Arte de Barcelona, con doble sede en el canódromo de la Meridiana y La Capella, está teniendo unos inicios duros. Las restricciones presupuestarias de la Generalitat, que impiden la creación de nuevos consorcios, han golpeado de lleno este proyecto que nació en 2008 tras las presiones del sector artístico a la Generalitat por el cambio de rumbo del hoy Arts Santa Mònica. Tras una agria polémica, finalmente se acordó crear un nuevo centro de arte que se gestionaría a través de un consorcio en el que estarían representados el Departamento de Cultura y el Ayuntamiento de Barcelona, que además cedió el edificio del viejo canódromo y también la sala del antiguo hospital de la Santa Creu.
El Consejo de las Artes ya tiene voz y voto en varios equipamientos
Pero este consorcio no podrá crearse, al menos de momento. De los acuerdos que firmaron en mayo de 2009 el consejero Joan Manel Tresserras y el alcalde Jordi Hereu, solo se salva el Museo de Historia Natural, para cuya creación sí se ha aprobado la formación del consorcio. El del Disseny Hub Barcelona se ha aplazado sin fecha, por lo que lo asume el municipio en solitario, y en el caso del canódromo se ha acordado una fórmula provisional que consiste en que pase a depender del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba), en cuyo consorcio ya están representadas ambas administraciones y a través del cual dotarán al nuevo centro de los presupuestos y los controles de gestión necesarios. El acuerdo podría materializarse en breve y esto permitiría al director del nuevo centro, Moritz Küng, comenzar a lanzar su proyecto de forma clara, al menos en La Capella, ya que las obras en el edificio de Bonet Castellana en la Meridiana se están retrasando y no se prevé que pueda inaugurarse hasta el verano o el otoño de 2011.
Según ha confirmado Jordi Martí, delegado de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, "la gestión del canódromo será independiente de la del museo y cada uno de los dos directores tendrá absoluta autonomía". Para ello se creará una comisión específica en la que, en principio, no intervendrá la Fundación Macba, integrada por patronos privados y en la que solo habrá representantes municipales y del Consejo Nacional de la Cultura y de las Artes (Conca). Esto es así porque el canódromo -igual que otros espacios que pasarán a integrar la polémica futura red de centros públicos de arte, cuyo decreto podría firmarse antes del fin de legislatura- no dependerá de Cultura sino del Conca, que incluso había pretendido gestionarlo en solitario.
La solución será fácil porque desde hace meses ya hay un representante del Conca, en este caso su vicepresidenta, Pilar Parcerisas, en el patronato del Macba. Fue una petición del propio Conca, que desde el inicio insistió en que se le cedieran algunos asientos en los grandes centros culturales. "Hemos intentado complacerlos siempre que hubiera más de un representante del Departamento de Cultura y no se pusiera en peligro el control que necesariamente hemos de tener desde el departamento", comenta Lluís Noguera, secretario general del departamento. De momento, se les ha cedido asiento en el TNC (Jordi Coca), Mercat de les Flors (Manel Forcano), Fundación Tàpies (Xavier Antich), Fundación Miró (Pilar Parcerisas) y otros organismos. "Desde el departamento no queremos obstaculizar nada, pero les planteamos la paradoja de que así están ejerciendo un poder contradictorio, ya que pasan a ser arte y parte de las entidades que después tienen que valorar y controlar con su labor independiente en el consejo", comenta Noguera. Para el presidente del Conca, Francesc Guardans, no hay contradicción. "Nuestro papel siempre es minoritario y, aunque participemos en las decisiones, nuestra fuerza nunca será mayoritaria", comenta. "Estar en estos centros nos permite conocer a fondo cómo funcionan y tener más información que después puede gestionar el consejo".
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