Fuga de cerebros
Ya se ha hecho pública la fecha de apertura del AVE a Valencia. Con ella, España se convierte en el país con mayor extensión de su red de alta velocidad. También somos de los primeros países en extensión de la red de autovías y autopistas.
Sin embargo, somos líderes en paro. Ayer nos felicitábamos de la extensión de las ayudas al carbón hasta 2014. Desde la recuperación de la democracia, ¿cuánto dinero se ha destinado a las cuencas mineras? Y sin embargo nadie duda de que en 2014 las minas seguirán sin ser económicamente rentables y cerrarán... y los pueblos de las cuencas desaparecerán porque 30 años después siguen dependiendo de ellas. Lo mismo se puede decir de los pueblos de áreas nucleares donde no existen actividades económicas alternativas a pesar de los millones destinados en compensaciones.
La Ley de Dependencia prometió dinamizar la economía creando empleos. Pero su aplicación se limita a compensar económicamente a las familias que siguen colgadas de sus dependientes. Millones de euros se destinaron a compensar a los hipotecados. Y la mayor parte de los jóvenes siguen sin poder acceder a la vivienda. Millones más no se recaudan en un sistema impositivo injusto que busca que los ricos, a través de sus Sicav, no fuguen sus capitales.
Francia y Estados Unidos son los primeros países en recepción de turistas. Pero no es eso lo que les hace ricos. Son ricos porque aprovechan sus recursos en productos de alto valor que sostienen un importante tejido industrial. Eso se consigue solo de una manera: mediante la investigación, el desarrollo y la innovación, I+D+i.
Pero en España, algunos nos venden que la clave es tener pizarras digitales y otros juguetes cuando en nuestros colegios hay 30 alumnos por clase. En nuestro país algunos prefieren ignorar lo evidente y decir que no hay fuga de cerebros: en un país que no tiene ningún sistema para saber cuántos españoles trabajan en el extranjero en sectores de alto valor. España tiene un problema y es que el dinero no se invierte: se "tira" en compensaciones, en tapar agujeros de hoy sin pensar en buscar objetivos a largo plazo.
Cuando el viento sopla a favor en España hay empleo, pero como ese empleo no supone oficio, cuando el viento sopla en contra el paro florece. Y nuestros políticos solo piensan en austeridad y en bajar impuestos, recetas que ya se han empleado en los últimos 30 años y siempre acaban igual: pan para hoy, hambre para mañana.
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