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Crónica:Economía global | CARTA DEL CORRESPONSAL / París
Crónica
Texto informativo con interpretación

Debo 4.900 millones de euros

Antonio Jiménez Barca

El caso de Jérôme Kerviel, el ex bróker de Société Générale condenado a tres años de cárcel y a restituir los 4.900 millones de euros volatilizados en enero de 2008 debido a sus arriesgadas operaciones bursátiles, hace que los franceses se pregunten, sobre todo, dos cosas. La primera es seria: ¿cómo fiarse de un sistema en el que un solo hombre, por muy habilidoso que sea a la hora de borrar su rastro, es capaz de causar un agujero de 5.000 millones de euros y de arriesgar, por su cuenta, cerca de 50.000? (cuando Kerviel fue descubierto por sus aterrados superiores, esa era la descomunal suma con la que peloteaba en la cuerda floja financiera). La segunda cuestión es más simple, pero no menos seria: ¿cómo se hace para pagar eso?

¿Cómo pagará Jérôme Kerviel el agujero que dejó en Société Générale?
El bróker debería ganar 40 veces el Euromillón para reunir el dinero
El banco se inclina ahora por perdonar la deuda a su ex empleado

En todos los medios franceses han aparecido esta semana comparaciones mareantes. Los 4.900 millones de euros que debe Kerviel servirían para comprar 20 Airbus y es más de la mitad de lo que pagará BP por el vertido de crudo en el golfo de México. El Euromillones entrega esta semana 120 millones de euros, así que Kerviel debería ganar 40 veces para saldar la deuda.

Hay quien recuerda que la condena a pagar esa suma es puramente simbólica, encaminada a dejar claro que Kerviel es el único responsable del fiasco (lo que nos devuelve a la primera cuestión). Pero menos simbolismo, amigo. Société Générale debe decidir si renuncia o no a cobrar a su ex empleado de por vida. Todo apunta a que lo hará. El miércoles por la noche, 35 horas después de la lectura de la sentencia, cuando ya todo el mundo había jugueteado a su antojo con la suma imposible y tras la petición del Gobierno al banco para que hiciera un gesto, un portavoz de Société Générale aseguraba que estaba "fuera de lugar cobrar a un hombre una suma tal de dinero". Y añadía: "Habrá que buscar un acuerdo que satisfaga a las dos partes".

Bien, pero ya nadie le quitará a Kerviel el recuerdo de haber sido, durante 35 horas, el mayor moroso del mundo, el hombre que debía 4.900 millones de euros. Hay mecanismos jurídicos que arbitran eso: la ley francesa prevé que a fin de que este tipo de sentencias no dejen a uno en la calle a la primera, el deudor deberá ir pagando en función de su sueldo o de sus ingresos. No es difícil suponer que Kerviel, que gana actualmente 2.300 euros como asesor informático, habrá hecho cuentas durante ese día y medio y calcular que debería girar al mes más de 800 euros durante toda su vida. Toda. Por ahora, el ex bróker ha recurrido la sentencia, dejando todo en suspenso. El segundo asalto, pues, decidirá todo.

Kerviel fue considerado en su tiempo el símbolo de una era de excesos financieros, la encarnación de una época de especulación colectiva que arrastró la crisis. Ahora se ha convertido simplemente en el protagonista de la historia kafkiana de un hombre condenado a pagar una inmensa deuda impagable.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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